Pasé del turbulento vaivén -de la guerra fría- al cálido, tranquilo y apestoso lugar donde me pregunto qué coño he estado haciendo todos estos años; y por supuesto, no me sé responder.
He estado haciendo el ridículo, he malgastado años enteros en buscar la solución imposible, en forzar al destino, he estado haciendo malabares con las palabras; he estado, en fin, persiguiendo al pasado.
Me encantaría arrepentirme, pero no. Eso nunca.
De pronto las palabras bonitas se hicieron tabú
tus ojos dejaron de ser los que yo veía
tu sonrisa marchitó la mía
mis intentos se volvieron pesadillas
y tú estabas en ellas
siempre
jodiendo, siempre.
De pronto el silencio me parece lo más agradable, lo más sensato que podríamos haber hecho. Teníamos que haberlo hecho antes... Pero, a su vez, me parece lo más horrible, cruel y despiadado que pueda pasarnos. No pretendo que entiendas nada -yo tampoco lo hago- tan solo quiero que sepas que me he dado cuenta de que la película se ha terminado, de que el prota no era el prota, y que el malo no eras solo tú. Me he encontrado a mí misma, sola, en una sala oscura con palomitas por el suelo cuatro años después del día cero. Coño.
De pronto quiero correr y gritarte
hacerte entender
de una puta vez
que los abrazos
también son cosa de amigos.
Pero parece que hasta en eso me he equivocado...
Y tú siempre
siempre siempre
jodiendo.
¿Qué he estado haciendo?
Karen.