Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.

Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Corazón mercenario.



-          Dame palabras, que yo moriré por ti – latió como en un susurro, mi corazón. Estúpido corazón, mercenario, y sin cicatrices de guerra.

Tus palabras (a galope) viene, armadas de rosas sin pétalos, a clavarme sus tildes y mayúsculas; sus tes, es, espacios, qus, us, is, es, erres y os.
Yo, valiente a mi manera, junto a mi ejército de uno, me enfrento a ellas en estas tierras de nadie. No es guerra (con final), es batalla. Tampoco busco ganar, sólo espero no perder. Para así poder decir que, por perder,  sólo me he perdido en el charco de tus ojos. ¡Aire! Necesito oxígeno, quitarme hidrógenos de esta agua (que ya me sale hasta por los ojos) y dejar de ahogarme.
Y si algún día ves burbujas bailar a tu alrededor… ten presente que, si me ahogué, de mí sólo quedó lo que pudo subir a la superficie. Explótalas y escucha. Hiérete tú ahora, con las espinas de esas rosas. Que ya sabes que tus balas, algún día serán boomerangs (loquesubetienequebajar).

Pero GUERRA. Guerra. guerra.  Y ahora, estoy mal posicionada. Llevas ventaja.
Aviones velocísimos, granadas de miradas, metralletas de guiños, bombas lacrimógenas de palabras (para morir despacito)… escombros.
Hace tiempo que todo está destrozado, viniste para arrasar. Y cuando te veas vencedor, y el territorio sea tuyo por derecho, este estará tan gris y sobrellovido, que te marcharás (como siempre) a conquistar uno mejor.

En tiempos de guerra… más vale sonreír. Yo me río, me carcajeo y hasta lloro… pues tus balas me erizan la piel, tus espinas me dibujan cicatrices invisibles, tus golpes me acarician… y me gusta que me invadas. (¡Menudo corazón buscaproblemas! Siempre con ganas de luchar.)


No quiero tregua, Karen.

lunes, 24 de octubre de 2011

El rosa no es un color.


¡QUÉ NO EXISTE! No, no, ya sé lo que estás pensando… que sí existe, que en qué estoy pensando, que cómo se me ocurre, ¿acaso no lo veo?
El rosa de los cuentos, de las mejillas cuando hay calor, de la sonrisa sin motivo.
Sólo existe el rosa de mis calcetines.
¡Caput! Agua fría. Tranquilidad…. que no es ninguna sorpresa.
Nihilismo y me sumerjo. ¿Dónde diablos estoy? No importa, no importa nada porque nada existe, porque el cielo es de espuma y el suelo de cerveza. Palabras que viajan en aviones de papel, que se ahogan con el humo de los coches y disfrutan cuando no existen: odiosas. Perras negras, como diría Julio.  Y el Paco Ortega… todos los días aumento la lista de las cosas que no hablo nunca. Pero así. ES ASÍ. Punto y final.
Y no, no espero que esto tenga el más mínimo sentido. ¿A vosotros qué os importa? Iros a mezclar rojo y blanco, a ver qué os sale.
Sospecho que el techo de mi habitación nunca está en el mismo sitio. Interrogante. (Es analogía, metáfora, palabras escondidas. Y la gracia está en que no te lo voy a explicar.) Pero… ¡Ay, mi techo! Agrietado y con goteras, cascadas de agua cuando llueve. Se cuelan tormentas, pájaros, rayos y centellas, café frío, mañanas de lunes, silencios incómodos, sonrisas tuyas; y cuando hace sol, entran también algunos rayitos de luz que calientan el corazón. Mi techo es rosa. Pero el rosa ya no existe. Es un color descatalogado. 

¡Que se muera Paris y sus rincones!

El rosa es la no-realidad, Karen.

jueves, 20 de octubre de 2011

Vamos... recuérdame.


No ofrezco recompensa. 
Pensaba en mí, me llamé y no contesté. Entonces descubrí que me había perdido. Repasé los días de mi ausencia y… no me extrañó darme cuenta que hacía mucho que no estaba y no me había percatado. Ni siquiera me echaba de menos. Tampoco quiero regresar. ¿Pero dónde diablos estoy?
Quizás me confundí de cama, y me metí al espejo antes de dormir. Ó… puede que esté tumbada en alguna montaña pidiendo deseos inútiles a pequeñísimas estrellas fugaces. ¿Quién sabe? a lo mejor estoy contigo. Es posible que me haya vuelto valiente y esté rodeada de llamas mientras intento salvar a ese hombre de gafas gigantes. Pero no. Lo más seguro es que la sombra se haya hecho conmigo.
¿Qué me pasó?
¿Dónde están los versos?
¿Dónde están los tequierotequierotequieroquenuncatediré ó los notevayasquédateunpocomásamilado ó los nomepreguntestementiréesperandoquesepasquemiento?
Si soy sincera… no quiero regresar. Aquí se está muy bien. Es temporal, lo sé…

Pronto lloverá y mi caja de cartón se estropeará.
Entonces mi corazón, a descubierto quedará.
Y si por ahí estás
En él tu imagen verás.

No pienso regresar. Si regreso, me expulsaré de nuevo y cubriré mi corazón con cemento y piedras. Porque de nada vale tener un corazón si no lo sabes usar.

Y ahora: te recuerdo quien era.

Piénsame.
Coloréame las mejillas
Con tus mentiras.
Quiéreme.
Sujétame fuerte y que me vaya no dejes
Pues yo sólo quiero que me apretes
Y que mi corazón sujetes.
(…)
Pero eres ausencias de ti
Y me quieres sólo para dormir.
Vete así
Muy lejos de mí…
Pero quiéreme cuando regreses
Y has como si descubrieses
Lo que te quiero.


(Introducir consejo, que a mí se me han agotado), Karen.  

martes, 18 de octubre de 2011

Maldigo cuando soy feliz.

No quiero ser feliz un día, porque sé que al siguiente no lo seré.
Somos como uno de esos hierros de parque : mucho peso de un lado hará que, inevitablemente, el otro suba.
Para estar en equilibrio no hay que ser muy felices (ni lo contrario).

La habitación del pomo azul.


No necesariamente yo, pero iba. Vestía… ¿qué vestía? Da lo mismo (pequeñeces). Era mayor, y eso es un dato que considero importante.
Sabía que nunca era la respuesta, pero jamás encontré la pregunta.

Bueno… iba. Iba y el camino era liso. Liso parqué, lago congelado, pista de bolos, liso. ¡Aún no sé cómo no me caí! No, pero sí lo sé. No me caí porque no quise caerme. Pero… el mero hecho de estar ahí significaba que ya me había caído.
Entonces, iba. Andaba por un largo y ancho pasillo… algo así como una carretera sin coches, sin cielo azul ni nubes, sin paisajes que van corriendo y se alejan de ti (así como tú te alejas de mí. Conclusión: eres mi camino)…. Como una carretera dentro de una caja de zapatos.

Ya sé lo que te estás imaginando. ¡Típico de la gente! No. No. No. No estaba oscuro. Había mucha luz; tanta, que me cegaba. Sentía que los ojos también se me caían, que el norte era el sur, que lo profundo estaba al alcance de mis manos y que ya no habían paredes. Era como volar en vertical, sintiendo la seguridad de un suelo bajo los pies.  
Qué extraño. Sentía que me quitaban algo, pero me sentía bien. Libre, dicen por ahí.
No. No. No. No, tampoco llegué a ningún lado, porque fue entonces (¡cuando más así me sentía!) cuando el suelo se abrió y caí a otro sitio. Realidad.
Mi colchón, como tantas otras veces, me hizo las veces de nubes y no me dolió tanto la caída. Desperté. Posé mis calcetines de rayas blancas en un suelo de verdad, observé mis paredes de alrededor y me dispuse a salir de esa habitación con el pomo de la puerta, azul.

No necesariamente yo, tú.

¿Soñáis? Karen.

domingo, 16 de octubre de 2011

El tres está esTRESado.


Lo que ocurre en Los Sueños, se queda en Los Sueños.  No tengo pensado ir a Las Vegas.

Nunca voy por el camino correcto porque mis pies no me pertenecen, aunque los conozco: hemos ido a un par de sitios juntos. No nos vemos mucho porque ellos viven en Las Nubes. Van pisando condensaciones de agua y se burlan de las leyes físicas. Y, para darme envidia, de cuando en cuando se van a la Luna, me saludan desde ahí arriba y me envían postales. Crueles. Malvados. Malvaviscos.
 ¿Qué les cuesta estar en tierra firme, unirse a mí y estar bajo mis órdenes?
Verdeazulmarrón. Hmmm…. es un bonito color, ¿no?
Nunca aprendí a jugar la rayuela, y empiezo a sospechar que desde nunca mis pies me han pertenecido.
Me ignoran, toman sus propias decisiones y me dejan a mí a un lado. ¡Y ni siquiera sé a qué lado!
No les gusta correr y yo bebo el té con pajita. Son dos y la tinta de la impresora se me ha acabado.
¿Y? Y….. esa conjunción tan usada. Ya sabéis, sirve para unir dos términos que guardan relación. Eso dicen los que saben, y saben que nos mienten. Un ejemplo claro:  
tú y yo.
¿Tenemos relación?  NO.
Y por esta razón, mi cabeza va por el camino que siguen mis pies.

Tres. (es una pequeña mención, para que el título tenga algo de sentido)
 Nunca hay jardines cuando necesito echar raíces.

 Sígueme el camino recto, por el más torcido y háblame de tus defectos constitutivos. Karen.

sábado, 15 de octubre de 2011

A veces pasa...

...que el problema te da la solución.
Insight. Caput. ¡Bom! Splash. Crac. Tictac. 
Siempre lo supe, pero es ahora, cuando me lo dice otra voz que no es la de mi cabeza, cuando me lo creo.
Soy cárcel. Barrotes de piel y hueso. Y cuando escucho, escucho también mi propia respuesta y su eco que rebota en las paredes.
Pero, en el fondo, gracias. Karen.

viernes, 14 de octubre de 2011

Sonreír, complemento del verbo.

Soy la acción (el verbo, el efecto, el predicado, los trozos de conversación, las pisadas, los silencios derramados en el colchón, la montaña que va Mahoma, el cronómetro del tiempo, el sí, el no, el nudo en la garganta, el corazón sin marcapasos, el juego sin reglas, el camino. Soy kilómetros de ti.)

La sonrisa sólo es un complemento.

Ah, también soy horas sin dormir, minutos en blanco y papel sin tinta. (Así, como aclaración.)

Pero ¿qué importa el verbo si no hay sujeto?
Me sujeto.
Me sujeto con el complemento.
Me sujeto con el complemento para no resbalar por el final de la línea y caer por el margen, acabando olvidada en ese mundo en blanco. Aunque ahí las cosas no son tan malas, el blanco da libertad. Ahí no hay líneas a las que aferrarse fuertemente (dejándose uñas, tinta, y huellas dactilares). Ahí no existe.

Entonces me pienso, me pienso al borde del punto final y me veo buscando el tiempo que perdí. Me veo buscando otro complemento, otra sintáxis. me veo buscando una frase inacabable que empiece sin mayúsculas que no lleve signos de puntuación que le de una bofetada a la Real Academia Española o a cualquier otra Academia que se entienda todo lo que quiera decir y que que que y que se le vea la piel al escritor por entre los espacios de las palabras ¡y los suspiros! HABLANDO EN MAYÚSCULAS PARA GRITAR y sólo usando puntos finales cuando se quiera ser preciso (Soy silencio.) Hablar en primera persona para decir lo mucho que te pienso, usar la segunda para hablar de los sueños y la tercera para.... la tercera siempre sobra PERO ES LA ESTÚPIDA REALIDAD, y la realidad es lo que cuenta. (Usé punto final, quise ser precisa)

¿Entonces qué importa el verbo si no hay sujeto?
SIEMPRE hay sujeto. Sé sincero y no te mientas. Y el sujeto siempre puede más que el verbo. Y el complemento siempre es prescindible y se rompe.

Se rompe, tercera personal del singular, realidad. Karen.




miércoles, 12 de octubre de 2011

Cafécafé.


Ya es de mañana y tienes que despertarte.
Descubres que tus pies siguen donde los dejaste
Y que, por más que mires, el del espejo
Eres tú pero en otra parte.

Ya estoy despierta y no dejo de pensarte.
Llegan las nubes de horario diurno con ganas de trabajar
Y yo, cansada de soñar, te veo en ellas pasar.
Mis pies siguen en el suelo que piso
Y por más que en caminar me esfuerzo
Nunca nunca jamás tropiezo.  

Me levanto y veo que sigo en el espejo
Me sonrío y pienso:
“¡Caramba! Que intenso.
¿Será que hoy el día tendrá incienso?”
Mis ojos ya están buscándote
Y sólo te encuentran difuminado
En el reflejo de mi espejo nacarado.

Agua caliente.
Pensar en ti.
Dos cucharadas y media de café
Y todo por malquerer té.
El azúcar me llama, pero nunca lo usé
Eso de las pieles jamás se me dio bien.

Salgo a la calle que amanece bostezando.
Sinuosos caminos rectos que no llevan a ningún sitio
Me repiten ocho veces que vuelva al principio.
Le llevo la contraria y me lanzo a mar abierto
Y todo esto, con el pecho descubierto.
Con el corazón al aire.
Pulmonía.
Muere lentamente en este día
Tan café sin leche ni mediodía.

Karen Acuña.

Cafésóloconpocalecheysinazúcar, Karen.

martes, 11 de octubre de 2011

Sé que lo has hecho alguna vez.


-          ¿Hola? ¿Me oyes? ¿Estaaaaaaaaás ahí? Seguro que es tu teléfono, el mío no tiene problemas. Por favor, si me escuchas di algo. ¿Se ha caído la comunicación? ¿Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa? Holaaaaaaaaa.

Me pregunto por qué. Es decir… resulta evidente que la comunicación se ha caído. Que ya no hay nadie al otro lado del teléfono. Que por más que hables, no te van a oír.
Quizás te gusta hablar, y si no hay nadie que interrumpa: mejor que mejor ¿no?
¡EGOCÉNTRICOS! Egocéntricos todos.
¿De verdad? ¿De verdad crees que repitiendo “¿estás ahí?” hasta la saciedad, sin obtener respuesta, alguien contestará?
¿No te sientes estúpido hablando sólo?
¿En serio esperas respuesta? Admiro tu perseverancia y el grado de fidelidad que le tiene tu esperanza al buen dicho “la esperanza es lo último que se pierde”.
Pero, seamos sinceros…. Eres idiota.

¿Hola, estás ahí? Soy idiota y te espero, Karen.

viernes, 7 de octubre de 2011

YO.


Este título se vale por sí sólo. Es un título egocéntrico, como todos nosotros. No voy a hablar de mí, por si alguien se creía. Pero sí, podría hacerlo, podría hablar del mundo, del mundo que gira a mi alrededor y vive por y para mí.

En un asiento del vagón de algún tren, alguien alza la mirada de su periódico. Su mirada, por mera casualidad, se cruza con la tuya. ¡Ya está! ¡Me está mirando a mí! ¡A MÍ! Sólo a mí, de entre las demás personas que hay. Seguramente tenga algo en el pelo ¿Me habré peinado? Me miro hacia abajo. Bien, no hay rastro de mi pijama y  mis zapatos se han puesto de acuerdo en cuanto a colores y formas se trata. Quizás le guste como voy vestida, o le moleste el brillo de mi pelo. O quizás intenta adivinar el color de mis ojos. Seguro que le encanto. ¿Se acercará a preguntarme la hora? Pero lleva reloj. ¿Por qué no aparta la mirada? Seguro que está sólo y quiere charlar con alguien.  Lleva gafas. ¿Qué tendrá: astigmatismo o miopía? ¿Le gustará el mismo estilo de música que a mí? Parece que le gusta el jazz, y tiene pinta de saber tocar el saxofón. ¡Ya lo sé! Es un músico bohemio (de la antigua escuela), le gusta beber café y actualmente no tiene trabajo. ¿Qué pasó? Ya no me mira… ya habrá visto que mis ojos no tienen nada de misterio, que son marrones a secas.

Ha sido sólo un mísero microsegundo (de esos bien pequeñitos) pero te ha dado tiempo de pensar todo eso.
Quiero decir…  ese hombre probablemente no sea músico, sino un ingeniero de los más normales, con familia y una hipoteca bajo el brazo.

¡Egocéntricos todos! Pero YO más que nadie (YO sobre todas las cosas), Karen.

jueves, 6 de octubre de 2011

¡PUM! Me evaporé.


Si tuviese que describir mi vida… sería líquida. Agua transparente (invisible). Insípida. Incolora. De fácil evaporación (ya sabéis… eso de subir a las nubes para luego caer inevitablemente al suelo, y subterrarme*). Pero es útil. Y sin ella, no se puede vivir.

*De acuerdo, vamos a ver: son MIS letras, MIS conjugaciones, MIS palabras, MI organización gramatical, MIS errores. MIO solamente. MIO. MIO. Shhhhh.

Tenía pensado hacer uso de absurdas metáforas que ni yo misma acabo de entender. Tenía pensado salir hace un rato. Tenía pensado que podría echarme una siestecita. Tenía pensado pensarte hasta quedarme dormida. Tenía pensado. Tenía. Tenía eso. Y eso tengo. Tengo. Tengo y ¿algo? tendré. Tendré. Tendré… tendré… ¿tendré? ¿de verdad tendré?

Me he ido por las ramas, lo siento, es que este árbol está muy copado. Copado de copa, de copa de hojas, de hojas con clorofila. Si no se explica, todo se confunde. Sé que los ojos que leen esto no son los mismos ojos que lo escriben. OBVIO, tus ojos no son los míos. Aunque a veces me encuentre en ellos. Cárcel. Me atrapan. Y tus pupilas, barrotes.
Y de nuevo me voy… y no me importa. No me importa nada.
Amo mi escudo. Se llama Indiferencia y no, no te manda saludos. Es muy mona, ella: la Indiferencia. Todo lo ve, oye, huele, toca, saborea y… ¿sólo tenemos 5 sentidos? ¡Qué pobres somos! Todo nos escasea. El vacío nos domina, se nos mete por los ojos, los oídos, la nariz, la boca, ¡por los poros de la epidermis! Y en el corazón. Nos infla los pulmones. Aspirar, inspirar, aspirar inspirar inspirar aspirar aspirar aspirar aspirar ASPIRAR ¡exploción! Sale todo disparado el aire todito todo, con los suspiros y con el aire que compartí contigo. Balas de aire que perforan el alma, la desnudan. Se queda sin suspiros interiores, sin vestidos de palabras, sin promesas con las que apoyarse en el suelo. Y vuelaaaaaaaaaaaaaaaaa.


Ay ay ay…. ¿de qué estaba hablando? De agua ¿no? Es que tengo sed.

PD: ¿Por qué la foto? Porque me gusta. (Razón suficiente)

Adiós, Karen.

miércoles, 5 de octubre de 2011

-Señor, ¿tiene usted....

-...un par de zapatos? Los míos ya se me han quedado pequeños. Porque, aunque no lo parezca, he crecido un poquito, y los pies ya no me calzan este suelo.

lunes, 3 de octubre de 2011

El suelo también se cae.


Arenas movedizas y todo se hunde. 

Es decirte que el cielo se nos cae encima y lo que se nos cae es el suelo. Huellas fugitivas, fugitivas del presente que se nos escapan de los pies, van corriendo hacia atrás a observar el presente desde el cómodo pasado.
Temblor, cataclismo y reajuste de grietas. Las mismas, en otra pared, hasta que esta caiga como la anterior (y así sucesivamente hasta acabar conmigo). Porque soy paredes, soy asfalto, soy centímetros de precipicio. Y caigo.  Me caigo del suelo y voy a parar a no sé dónde. Pero tormenta. Aquí abajo también hay sacudidas. ¿Acaso pretende el mundo hacerme reaccionar? No me lo pregunto.
Y paf paf paf. Caen bloques de cenizas, de tus recuerdos quemados y de los poquitos que me diste. 

Arenas movedizas y todo se hundió. 

Cáete tú también (hazme compañía), Karen.