Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.

Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.

miércoles, 26 de enero de 2011

La larga historia de la Sombra, ella, y sus lágrimas.

Se dejaba llevar, triste
Por esas notas sin final.
En silencio gritaba los versos que nunca escribió
O, si lo hizo, los rompió.
Escupía trozos de tristeza, y
No rompía a llorar
Porque, hace tiempo ya,
Que sus lágrimas guardó
Todas, en un cajón.
Bajo llave, las tenía a recaudo de su sombra
Que, aunque la siga a todas partes
Siempre se mantiene muy distante.
En silencio se reía a carcajadas,
De sus propias palabras, se burlaba.
Si de cuando en cuando una música la inspiraba
Cogía un candado y se silenciaba.
La sonrisa cogía sus brillos y la dejaba.
Ella cogía sus ganas
Y sin esfuerzo, trazaba risas
Sobre sus propias cenizas.
Sombra  mira atenta
A todo lo que hace sin darse cuenta.
Cierra los ojos y finge oscuridad,
Ella, que no puede vivir si la luz no está.
Sigue sus pasos al cuidado
Lamenta sus giros,
Ella no cruzaría por esos ríos.
Pero Sombra es consciente
De que el mando ella lo lleva,
Y ella ha decidido marcharse muy lejos,
Cogiendo la ruta de amores viejos,
Los trozos destrozados de corazones añejos,
Y nunca olvidando que sus lágrimas dejó
En lo más oscuro de ese cajón.
¿Y si le apetecía llorar?
Cogía una palabra fría
La escribía, la repetía…
Hasta que las ganas se pararan
Y  su corazón se helara.
¿Y si el corazón le escocía?
-          ¡Cállate, cállate! – le decía.
¿Y si el corazón enmudecía?
Una bomba de recuerdos la sacudía.
¿Y si la fatiga la adormecía?
Cantaba cuentos de miedo para tener pesadillas.
¿Y si, por dormir mal, le dolían las costillas?
Rápido, rápido, se tomaba unas pastillas.
¿Y si ya no le quedaban?
Con valentía, sus fuerzas apechugaban.
Un cigarro encendía
Y  le decía adiós al día.
¿Y si de noche el dolor reanudaba?
Cerraba los ojos, está muy cansada.
¿Y si el dolor se intensificaba?
Ella cogía la almohada
Y con un golpe, lo silenciaba.
Ante semejante situación:
Sombra dudaba entre darle un bofetón
O marcharse
Y hasta sin sombra, dejarle.
Así pasó varios días
Entre soledades y malas sonrisas
Que escupía con malicia.
Una triste mañana
Pasó lo que se esperaba.
A los pies de su cama…
En un frasco bien sellado,
Feo y sumamente estropeado…
Sombra le dejó sus lágrimas:
Que habían estado a su cuidado
Durante todos estos años.
Una carta también había
Y así decía:
“Tú, que no paras de por dentro llover,
De sacar sonrisas y andar sin prisas…
Te dejo hoy, sin decir adiós
Para que no sufra tanto tu corazón.
Tus lágrimas te dejo
Y con mi cariño te aconsejo:
Que las bebas de golpe.
Que llores tanto y con tanta fuerza
Que no pares hasta que anochezca.
Que te cojas mil y un rabietas
Y te des golpes contra la mesa.
Que te mires, a través de tu lluvia,
En un espejo, y fijamente observes
A tu pobre corazón y no te quejes,
Porque tú y yo sabemos que de tanto enfriar
Un día, el corazón, dejará de palpitar.
¿Y si no quieres a tus lágrimas sacar?
Muérete de una vez, con tu pesar.
Pero a mí, déjame en paz.
Que muy lejos estaré.
Con un beso me despediré,
Sintiendo que he sido la sombra
De la más boba de las personas. 
Cuídate”
Leyó otra vez las duras palabras
Y se prometió beber de sus lágrimas olvidadas…
¿Y si no lo hizo?
Nunca se supo, quizás no quiso.

-Karen Acuña-

¿Y si te tiembla la voz? Grita fuerte una canción, Karen.  

miércoles, 19 de enero de 2011

Tiempo...

Le decía que no podía quedarse.
Que no llorara más contra el cristal
Que podría enojarse.
Le decía que enormemente lo sentía
Que deseaba quedarse un segundo más
Y hacer como si nada más existía.
Con prisas apuraba un último esfuerzo
De sus oxidadas agujas
Para retenerle por un momento.
Pero la fuerza era mayor
Al igual que su dolor.
Rimando sus últimas canciones, le decía
Que lo había hecho lo mejor que podía.
Le decía que no estuviera triste
Que pronto se encontrarían
Y todo, un mal recuerdo, sería.
Aún con ganas de charlar,
De decirse nada demasiado especial,
No se querían separar.
Le decía que le dejase marchar
Que en otra hora se encontrarán.
Pero temía dejarle escapar.
Tiempo reclamaba urgente
Que ya los instantes están impacientes.
Que mucho les dejó despedirse,
Cosas varias decirse, y con cariño asirse.
Tiempo se enfadaba.
Decía que eso, en sus tiempos, no pasaba.
 “Mátame de una vez, sucio invento”
Dijo “Último Segundo”  con su último aliento.
A “Último Minuto” un beso le regaló
Pero no pudo ni quiso decir “adiós”.
Y Tiempo se relajó.
En cuanto a aquellos dos separó,
Ni siquiera lo sintió.
Tiempo no tiene corazón.

Karen Acuña. 

Que Tiempo es veloz y adora hacernos llorar, Karen. 

martes, 18 de enero de 2011

Pasos

Nacer, para no saber nada.
No saber nada, para aprender.
Aprender, para equivocarse.
Equivocarse, para observar.
Observar, para experimentar.
Experimentar, para vivir.
Vivir, para sentir.
Sentir, para ser.
Ser, para lograr.
Lograr, para dejarse llevar.
Dejarse llevar, para perderse.
Perderse, para encontrarse.
Encontrarse, para empezar desde donde lo dejaste.
Empezar desde donde lo dejaste, para no retroceder.
No retroceder, para avanzar.
Avanzar, para construir.
Construir, para fortalecer.
Fortalecer, para no ceder.
No ceder, para continuar.
Continuar, para perdurar.
Perdurar, para no ser olvidados.
No ser olvidados, para no olvidar.
No olvidar, para no llorar un “adiós”.
No llorar un “adiós”, para que el tiempo no se detenga.
Que el tiempo no se detenga, para que todo pase al tiempo.
Que todo pase al tiempo, para que no dure demasiado.
Que no dure demasiado, para no subir tan arriba.
No subir tan arriba, para no caer.
No caer, para no tener que empezar de nuevo.
No tener que empezar de nuevo, para recordar.
Recordar, para que no mueran cosas.
Que no mueran cosas, para que vivan.
Que vivan, para que exista vida.
Que exista vida, para vivir. 

-Karen A.- 

No sólo estar es importante... si estás pero no te percibes, no eres real. Sed reales. Lo real no es grande ni pequeño, lo real es lo que está y es. Lo real puede percibirse, y no estar. 

Tened experiencias, Karen.




domingo, 16 de enero de 2011

Rodaba...

Rodaba…
Entre papeles olvidados, volaba…
Sentía que si paraba
El mundo entero se desmoronaba.
Sentado en el lugar de siempre
Con su canción desesperada,
Que mil y una historia mataba,
Cantaba para no oír
Lo que su corazón deseaba decir.
Pocas horas tenía el sol
Desde que, a la fuerza, amaneció
Y por sorpresa, una luz diferente pasó.
Dejó un momento la canción
Y permitió a sus ojos mirar
Tan bella luz que bailaba al caminar.
Se fue tan pronto como llegó
Y al pobre, triste, lo dejó:
Sin más nada, de nuevo, que su vieja canción.
Notas y notas quería cantar
Con sus sueños, muy alto volar.
Y olvidar El Antes y El Durante
Para que no ocurran más desastres.
Sin más canción que la de siempre
Rodaba entre ausentes
Siempre muy pendiente.
El sol calló, y la luna comenzó a gritar
Largos versos para torturar
Al pobre triste que no sabía cómo sanar.
El día de nuevo llegó.
Su guitarra alzó, y con su canción continuó.
Esa luz, de nuevo, por sus ojos cruzó
Él calló la voz y la guitarra apartó.
Cerró los ojos un segundo
“Estoy que me hundo”
Pensó al saborear cada instante
En el que la luz estaba delante.
Y se fue otra vez
Él ya no sabía qué hacer
Si correr o dejarse perder…
Rodando se quedó
A medio camino entre la muerte y el dolor. 

-Karen A.-

Rodad... Rodad cuanto queráis... en algún momento os detendréis.

Rodad, Karen 

martes, 11 de enero de 2011

Sobre Cobardía.

-Dejando de lado la fe-

Cobardía es amiga de Miedo, de Jamás, y se va de copas con Soledad.

El que actúa de la mano de Cobardía es porque teme a la Verdad.
La verdad es lo real (independientemente de que podamos, o no, verlo), porque lo real es lo que percibimos, lo que sabemos que está ahí (porque lo sentimos), pero no es lo que creemos.
El cobarde prefiere vivir entre sueños y mentiras, prefiere pensar que lo que cree es la verdad; para así no tener que preguntar a Verdad sobre alguna cuestión (ya que tiene miedo a la respuesta). El cobarde (no) es consciente de lo que hace, pero seguramente conoce las consecuencias de beber té con Cobardía… se hará compañero de Jamás y, triste, se irá de copas (de excesos) con Soledad.
Verdad no es tan cruel. Se pasea con aires de grandeza, creyéndose intocable. Los cobardes le tenemos respeto, conocemos su importancia y le tememos (no sólo de que no sea lo que esperamos, si no de que, efectivamente, lo sea).
Tergiversamos lo real, nos creamos una verdad… inventamos un mundo aparte (que no tiene por qué gustar) para que no haga falta formular preguntas, ya que creemos conocer la respuesta. Pero la verdad no está en lo que creemos. Entonces… ¿Dónde está Verdad? ¿Acaso se esconde, o nos ignora? Si Verdad es lo real, Verdad tiene que estar aquí, entre nosotros, en lo que hacemos día a día.
Somos muchos los cobardes que divagamos entre palabras (que en el papel no hacen daño, ni lo contrario), pero… os invito a darle la espalda a Cobardía, a perder educación, a hacer como si nunca la hubieseis conocido, e iros con Valentía a beber té, en la calle “No Sé, Lo Averiguaré”, porque, aunque Jamás sea buena compañera, y Soledad haga buenas fiestas… no se compara con estar frente a frente con Verdad, y leer detrás de sus ojos.

Amigos cobardes, no os vayáis de copas con Soledad, Cobardía no es vuestra amiga, Karen.