Se dejaba llevar, triste
Por esas notas sin final.
En silencio gritaba los versos que nunca escribió
Escupía trozos de tristeza, y
No rompía a llorar
Porque, hace tiempo ya,
Que sus lágrimas guardó
Todas, en un cajón.
Bajo llave, las tenía a recaudo de su sombra
Que, aunque la siga a todas partes
Siempre se mantiene muy distante.
En silencio se reía a carcajadas,
De sus propias palabras, se burlaba.
Si de cuando en cuando una música la inspiraba
Cogía un candado y se silenciaba.
La sonrisa cogía sus brillos y la dejaba.
Ella cogía sus ganas
Y sin esfuerzo, trazaba risas
Sobre sus propias cenizas.
Sombra mira atenta
A todo lo que hace sin darse cuenta.
Cierra los ojos y finge oscuridad,
Ella, que no puede vivir si la luz no está.
Sigue sus pasos al cuidado
Lamenta sus giros,
Ella no cruzaría por esos ríos.
Pero Sombra es consciente
De que el mando ella lo lleva,
Y ella ha decidido marcharse muy lejos,
Cogiendo la ruta de amores viejos,
Los trozos destrozados de corazones añejos,
Y nunca olvidando que sus lágrimas dejó
En lo más oscuro de ese cajón.
¿Y si le apetecía llorar?
Cogía una palabra fría
La escribía, la repetía…
Hasta que las ganas se pararan
Y su corazón se helara.
¿Y si el corazón le escocía?
- ¡Cállate, cállate! – le decía.
¿Y si el corazón enmudecía?
Una bomba de recuerdos la sacudía.
¿Y si la fatiga la adormecía?
Cantaba cuentos de miedo para tener pesadillas.
¿Y si, por dormir mal, le dolían las costillas?
Rápido, rápido, se tomaba unas pastillas.
¿Y si ya no le quedaban?
Con valentía, sus fuerzas apechugaban.
Un cigarro encendía
Y le decía adiós al día.
¿Y si de noche el dolor reanudaba?
Cerraba los ojos, está muy cansada.
¿Y si el dolor se intensificaba?
Ella cogía la almohada
Y con un golpe, lo silenciaba.
Ante semejante situación:
Sombra dudaba entre darle un bofetón
O marcharse
Y hasta sin sombra, dejarle.
Así pasó varios días
Entre soledades y malas sonrisas
Que escupía con malicia.
Una triste mañana
Pasó lo que se esperaba.
A los pies de su cama…
En un frasco bien sellado,
Feo y sumamente estropeado…
Sombra le dejó sus lágrimas:
Que habían estado a su cuidado
Durante todos estos años.
Una carta también había
Y así decía:
“Tú, que no paras de por dentro llover,
De sacar sonrisas y andar sin prisas…
Te dejo hoy, sin decir adiós
Para que no sufra tanto tu corazón.
Tus lágrimas te dejo
Y con mi cariño te aconsejo:
Que las bebas de golpe.
Que llores tanto y con tanta fuerza
Que no pares hasta que anochezca.
Que te cojas mil y un rabietas
Y te des golpes contra la mesa.
Que te mires, a través de tu lluvia,
En un espejo, y fijamente observes
A tu pobre corazón y no te quejes,
Porque tú y yo sabemos que de tanto enfriar
Un día, el corazón, dejará de palpitar.
¿Y si no quieres a tus lágrimas sacar?
Muérete de una vez, con tu pesar.
Pero a mí, déjame en paz.
Que muy lejos estaré.
Con un beso me despediré,
Sintiendo que he sido la sombra
De la más boba de las personas.
Cuídate”
Leyó otra vez las duras palabras
Y se prometió beber de sus lágrimas olvidadas…
¿Y si no lo hizo?
Nunca se supo, quizás no quiso.
-Karen Acuña-
¿Y si te tiembla la voz? Grita fuerte una canción, Karen.
Ohhhh que bonito texto...
ResponderEliminarpara todos los que llueven por dentro...
encantada de leerte KAren