Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.

Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.

miércoles, 19 de enero de 2011

Tiempo...

Le decía que no podía quedarse.
Que no llorara más contra el cristal
Que podría enojarse.
Le decía que enormemente lo sentía
Que deseaba quedarse un segundo más
Y hacer como si nada más existía.
Con prisas apuraba un último esfuerzo
De sus oxidadas agujas
Para retenerle por un momento.
Pero la fuerza era mayor
Al igual que su dolor.
Rimando sus últimas canciones, le decía
Que lo había hecho lo mejor que podía.
Le decía que no estuviera triste
Que pronto se encontrarían
Y todo, un mal recuerdo, sería.
Aún con ganas de charlar,
De decirse nada demasiado especial,
No se querían separar.
Le decía que le dejase marchar
Que en otra hora se encontrarán.
Pero temía dejarle escapar.
Tiempo reclamaba urgente
Que ya los instantes están impacientes.
Que mucho les dejó despedirse,
Cosas varias decirse, y con cariño asirse.
Tiempo se enfadaba.
Decía que eso, en sus tiempos, no pasaba.
 “Mátame de una vez, sucio invento”
Dijo “Último Segundo”  con su último aliento.
A “Último Minuto” un beso le regaló
Pero no pudo ni quiso decir “adiós”.
Y Tiempo se relajó.
En cuanto a aquellos dos separó,
Ni siquiera lo sintió.
Tiempo no tiene corazón.

Karen Acuña. 

Que Tiempo es veloz y adora hacernos llorar, Karen. 

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