Me gustaría que los viernes no existieran, que las balas no fuesen palabras -ni nada- y que con los silencios se hablase de cosas importantes.
Quizás pido demasiado, pero me parece importante destacar que el mundo se está yendo a la mierda, y que nosotros nos vamos con él.
Me gustaría una tarde en el café, con un libro, una sorpresa y un "quiero, quiero y mil veces, a ti" escrito al revés de una servilleta. Me gustaría un portal a las tres de la mañana y un "quédate, que es pronto".
Los deseos no hacen tanto daño como creen muchos. Soñar mucho a veces es bueno, y a veces fatal.
Las palabras suicidas no mueren, hacen morir.
Karen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes gritar. O hablar, si lo prefieres.