Porque, coño, si no lo hago... ¿qué queda por hacer? Ya no quedan opciones, el mundo está aprovechando su turno, y quiere que ganemos.
Siempre he vivido más en el futuro que en el ahora; ahora vivo más en el pasado y sé, que por narices, ahora toca lo que queda... Voy a descalzarme y no me voy a peinar, me maquillaré lo justo para que no se note que apenas duermo, usaré colores fuertes como si pidiese atención a gritos, diré que no y que sí (pero nunca tal vez), me aprenderé de memoria aquel poema de Bukowski y, bueno, me despediré sin decir ni una sola palabra... porque a las palabras le han crecido espinas, y yo las he cogido con fuerza creyendo que un poco de dolor estaba bien.
Siempre he confiado en la bondad de las personas. Nunca se me ocurrió la posibilidad de la maldad (pura y sin sentido) hasta que la conocí, en su estado más despiadado. Me fui de cañas con ella, quedamos mil veces, discutimos, nos besamos, la miré a los ojos, le dije que la quería, me arrepentí, la bese como nunca he besado a nadie y hasta me la follé... Lo hice porque sabía que estaba jugando con fuego y me divertía. Fui una estúpida y lo siento, sé que no supe retirarme a tiempo, pero... vete a la mierda, hazme compañía.
Karen.
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