Una vez, hace mucho, cuando las palabras abundaban y eran sólo caricias, me dio por pensar que algo iba mal, que tanta felicidad no era posible. Por esa época creía que el amor era cosa de dos. Ahora, tras miles de espinas por sacar, estoy segura de que estaba equivocada y de que el amor es uno, y no se puede compartir.
Yo quiero, y quiero mogollón; con rabia, desesperación y, sobre todo, con pasión. Quiero porque es precioso querer, porque me hace feliz y porque... Bueno, dejarse querer es más complicado.
Karen.
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