Desde el extremo opuesto del lugar...
Es increíble como dos miradas pueden coincidir en un segundo exacto. ¡Con tantos minutos que tiene una hora!
A veces… tus ojos se posan sobre los míos, los míos en los tuyos, y… durante un segundo (de esos que son eternos) nos miramos. Rápidamente apartamos la mirada, rompemos la conexión y “adiós”. A veces… las miradas parecen forzosas, pasan a cámara lenta; tus ojos me acompañan en el recorrido, y con esfuerzo, se separan.
A veces son miradas engañosas: te descubro mirándome en secreto. Sonrío complacida, aparto la mirada…
Miradas.
Ojos… ¿por qué serán tan transparentes?
Palabras a borbotones salen sin cesar de mis labios cuando me miras fijamente… tengo miedo del silencio.
Miedo de quedarme encerrada en tus ojos. Miedo de quedar prisionera, que el silencio nos envuelva, y nos quedemos mirándonos sin más. Tengo miedo de que veas lo que está escrito en mis pupilas. Y también tengo miedo de leer lo que está escrito en las tuyas.
Miradas que duelen, que hacen sonreír, que te hacen pensar, que te roban el aliento… Miradas que pasan sin decir nada. Miradas que se evitan, que temen mirarse.
Miradas que son más que miradas, que encierran los secretos del alma, que gritan cosas que se callan.
Me duele pensar que tras esa mirada (que sabes cual es) no hay nada más que… ojos. Me duele mirarte de pronto y encontrarme con tu mirada… que ya no sé si juega “a ser el más fuerte” o si dice “quiero mirarte a los ojos, no te vayas”. Pero quédate ahí, cerca de mí… mírame a los ojos: hazme daño y hazme feliz.
Mirad, Karen
El dia que las miradas hablen habrá que ponerse a cubierto...demasiadas verdades juntas!!
ResponderEliminarMuy bonito, Un saludo.