Ajá, ya sé que no existe… ¿Y qué?
Si la perfección existiese… sería… ¿cómo sería?
Me gustaría que fuese persona: el aspecto da igual, pero los ojos… los ojos tendrían que tener escrito “No tienes ni idea de lo que estoy pensando.” Los ojos serían lo más importante, sí; el color es lo de menos: que sean del color de las palabras, con un tono poético y melancólico, pero sin dejar de ser sonrisa. Su voz sería rasgada… con dejes de querer gritar cuando no se puede.
Perfección tendría que saber de todo un poco, para que las palabras no se le acabaran nunca. Tendría un corazón especial: con opción a remplazo en caso de daño. Y así funcionaría:
Perfección no carecería de problemas, aunque no le afectarían en absoluto.
Sentiría, sí. Sentiría todo lo que se puede llegar a sentir, pero no serían sentimientos irremplazables (y los podría desechar con toda facilidad.)
No digo que sea de hielo, ni que sea roca… (Eso es lo peor: porque el hielo y la roca, cuando se rompen, y sus trozos se dispersan, no se pueden volver a juntar)…digo que sabría pasar de página. No viviría atrapado entre las páginas del calendario.
Y he ahí la clave de la perfección: dominarte. Darle al off y que funcione, que funcione de verdad. Ser capaz de controlar tus pensamientos.
Todo (cuando digo todo, me refiero a ese pequeño detalle que no te deja en paz) está en la mente. Y con esto quiero decir que… La principal cualidad de Perfección sería dominar sus pensamientos.
- Es imposible.
- Un poco, pero no es imposible del todo. Porque no existe nada absoluto.
- La gente no cambia.
- Ya lo sé…
Si Perfección existiera, sería perfecto.
No intentéis ser perfectos… que no os saldrá bien (hacedme caso).
Podéis controlar vuestro pensamiento: todo es práctica.
-Le doy al off- (pienso)
Dominaros, Karen.
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