Tampoco es que me leáis.
¡Húndete en tu asqueroso ombligo! Vete a TU mierda, que yo ya tengo la mía.
Ya no me vale con pensar en ti (joder, que sabes perfectamente quién eres). Ahora me ocupo de las demás estúpidas y corroídas cadenas que me atan al cielo.
Bah. Karen.
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