Se trata de respirar profundamente e intentar no estallar en mil pedacitos.

De acuerdo, no es muy difícil, lo tienes claro desde el primer momento: necesitas más, y ahora.
Te crecen barrotes y el techo se te viene abajo; sientes cómo el aire entra y se aloja en tus pulmones pero no tienes ni la más remota idea de qué hace ahí, cuánto tiempo se quedará ni cómo coño lo sacas. Ocupa espacio y te agobia; las verdades se te acumulan en el pecho y sabes exactamente lo que necesitas.
Un dosis. Pequeña. Es droga. No hay nada más placentero. Te haces mayor, y la dosis también. Crisis en el contrabando del material. Crisis personal. No hay perdón para quién te la dejó probar. Pierdes todo por un poco de Libertad. Libertad escasea y mueres por inanición.
Maldita libertad.
Por lo menos, murió limando los barrotes.
Estoy ocupada custodiando mi libertad. Karen.
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