Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.

Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Vuelve a ser tu culpa.

Lo que viene después de ti no tiene nombre. Tampoco tiene nombre lo que haces, y vuelve a ser tu culpa: como todo.
Me sumerjo en litros de cafeína y me da por escribir en hojas blancas con márgenes de donde cuelgan los sueños que están de más -llenándose de polvo y de tiempo.- Lo que viene después de ti se llama nada. Nada es lo que hay mientras tú. Nada es lo que había antes que tú.
El tejado de mi casa me invita a saltar, a finjir que sé volar y demostrarlo -aunque muera en el intento.- El tejado de mi casa me cree las mentiras -como yo- y me incita a recitar de punto a punto El Himno de los Idiotas que no Saben Cómo Coño Soñar con los Ojos Cerrados y no Abiertos. Me lo enseñaste tú... vuelve a ser tu culpa.
Me las haré de equilibrista y sobre la cuerda floja de alguna guitarra, gritaré en Mi menor: ¡Do Re Mi Fa So La Es Toy!
Ay... ahí estoy: mírame. De puntillas en la cuerda y con ganas de estornudar. ¡Corre! Ven... Súbete aquí. Dame la mano. Intenta alcanzarme. No me dejes caer, abajo está esa nada que hay después de ti.
No. Tus manos no me tocan -vuelve a ser tu culpa.- Pero los ojos -ay, tus ojos- se anclan a los míos y duele. Duele porque el ancla se sujeta de mi pupila. De mi pupila y te ríes. No me haces gracia, pero te invito a un mate mientras te cuento cómo le hizo Olivieira para odiar a la Maga. Me fumo tu interés. 
Lo que viene después de ti, se llama tú. Inmenso espiral donde el tiempo se cuenta contando las vueltas de principio y no de reloj.
¡Achusss! 
No fue culpa de mi alergia al polvo, ni de la fina cuerda, ni de yo estando de puntillas... fue, como siempre: culpa tuya.
Por tu culpa, por tu culpa, por tu gran culpa. 
Fue tu culpa -tu soberana culpa- tener esos ojos. También lo fue que se toparan con los mío. No tuve nada que ver con no poder separar los míos de los tuyos. No fue mi culpa que vinieras, ni que te fueras. Tampoco fue mi culpa que regresaras esa vez... ni todas las demás veces.  Siempre ha sido tu culpa, y vuelve a ser tu culpa.

Lo que viene después de ti se llama él. 


Es tu culpa, pero te perdono. Karen.

2 comentarios:

  1. Hola:
    He dejado algo para ti en mi blog: http://elmundodepablolier.blogspot.com/

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  2. Hola!! vengo desde los mundos de pablo lier a conocerte... me quedo por aquí... Bss.

    http://caridad65.blogspot.com

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