Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.

Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.

viernes, 13 de julio de 2012

Estar solo es todo un arte.

El silencio es absoluto, pero parece que todo se escucha más fuerte. Los latidos hacen compás y tus dedos lo siguen con golpecitos sobre el escritorio. Es verano y apenas hay aire fuera, pero ¡joder! cómo golpea la ventana. La gotera del baño parece persistente y  te juras que mañana lo arreglarás. Las filas de hormiguitas dispuestas a luchar contra todo marchan a un ritmo acelerado que rompe con la perfecta melodía en la que todo estaba sumido, pero da igual. Da igual porque es un error imperceptible que casi hasta queda bien; aquí lo que realmente importa es la voz cantante, la solista que está sola.
Una retahíla de pensamientos desaforados se superponen y gritan todos a la vez. Es tal el desorden que en realidad no estás pensando, pero el eco que hacen tantas voces... duele... bastante.
Sabes qué hacer para acallarlo todo, y también sabes que no debes hacerlo... porque siempre lo haces tú y entre los numerosos pensamientos que suenan, uno dice no. Un no contundente; ni gritado ni sollozado. Y decides, por una vez en tu vida, hacerte caso. Al fin y al cabo, no hay nadie más.

1 comentario:

  1. No hay palabras para comentar lo que has escrito, es perfecto, describes una vez más lo que quieres decir, lo que tienes dentro, es como si abrieras tu pecho para permitirnos leer en tu corazón. Me haces recuperar las ganas de bloguear, de nuevo. Un beso, gracias por escribir tan bien.

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Puedes gritar. O hablar, si lo prefieres.