¡De esto que estás en la cama y te entra un sueño tremendo! Bueno, luego se acaba, son las cuatro de la mañana y te encuentras mirando al techo como un estúpido porque no te sale nada bien, porque no eres capaz ni de dormir si te da la gana y porque...bueno, porque eres estúpido, sin más.
Poco después el sueño regresa.... ¡Ay! pobre infeliz. Al final siempre regresa... por más insultos y maldiciones que haya hecho. ¿Será amor?
¡Será cabrón! Ahora me vuelve a dejar. Pero luego regresa, claro. Jugamos al pilla-pilla y al escondite durante toooooda la madrugada. Cómo me agota, jo. Si esto no es amor, me rindo.
A decir verdad... dispongo de más horas productivas que esos que duermen más de cinco horas diarias. Y a decir (más) verdad... las aprovecho peor.
Buenas noches.
Karen.
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