Escribir no es ningún método contra nada, pero he de confesar que ayuda un poco.
Para escribir bien hay que tener algo roto, y no me refiero a los zapatos. Hay que ser un desperdicio humano, un poeta moribundo, la desolación personificada... Hay que ser inmensamente triste. Para escribir bien hacen falta tres personas: el guapo, el malo y el tonto.
A los cobardes se nos da muy bien escribir. Bueno, siempre hay excepciones (véase: yo). Pero cuando escribo e imagino que me leéis... creedme, me siento un poco más valiente. Y la verdad es que ahora mismo no tengo nada que escribir, ni estoy inmensamente triste a pesar de tener algo roto, pero me apetecía escribir... Y es que la verdad es que no sé si me siento triste o muy feliz.
No os olvidéis de volar, Karen.
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