Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.

Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.

viernes, 5 de octubre de 2012

Habituación.

Tengo demasiado sueño como para escribir, pero desde hace días que... Demasiadas ganas de ir a dormir, pero me da miedo que...
Y ya no tengo demasiado de nada más. Pero tengo un poquito de paciencia, de sonrisas cuando estoy triste, de cerveza en mi nevera, un poquito de libertad y también un poquito de ganas de tener más. ¡Ah! y a veces tengo (hmmm) mucho ruido.
Tengo un nunca atorado en las neuronas eferentes y nunca hago nada... si no es porque es viernes, es porque es jueves, y si no, porque es miércoles, o martes o lunes. Porque tengo entendido que los sábado y domingos no se hace nada.
Tengo pesadillas para cada momento del día, de la noche, de la madrugada y a veces, de la tarde. Y no es que duerma mucho, ¡qué va!
Tengo nada y todo en el mismo bolsillo. Y si tuviese que elegir, me quedo con tener nada.
Sigo sin saber que escribir... yo sólo espero quedarme dormida antes de empezar a escribir de verdad... Cuando la prosa se hace poesía y las construcciones gramaticales dejan de tener sentido más allá de tú, más allá de yo, más allá de nosotros, de ellos, de vosotros. Cuando al final de cada fase no sabes qué más decir, porque ya lo has dicho todo, aunque sigues con esa estúpida sensación de que estás perdiendo el tiempo, porque... bueno, porque en verdad no has dicho nada.
Tengo prozac, por si me olvido de ser feliz.

Karen.

¡Vaya por Dios! Siempre escribiendo de lo mismo, eh.

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