Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.

Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.

viernes, 30 de agosto de 2013

La piel igual de fría que si fuéramos lagartos.

Me gusta pensar que no ha sido en vano.

A veces me dejo ser; me olvido de todas mis normas y, simplemente, soy. Pero la experiencia me dice que no me descontrole. 
A veces me hace falta que me digan que me equivoco, que hay gente mala en este mundo y que a veces perdonar está de más.
A veces estaría genial que vinieses, pero me estoy quitando.
A veces olvidar, a veces recordar, nunca mirar a los ojos.
Nunca pasó nada. No nos engañemos.
Nunca dice el tatuaje que me hice mientras me mirabas.
Karen.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Antagonistas de.

La cortina de niebla ha cedido y ya se puede ver el muro, el que siempre estuvo ahí. No resulta sorprendente ni tampoco causa expectación; todo el mundo sabe que no lo van a derribar.
Karen.

lunes, 26 de agosto de 2013

Tengo un monstruo en el armario.

Droga y cura.
No se puede, sencillamente no se puede.
Amar es bueno y odiar no está tan mal, pero definitivamente ambas a la vez es biológicamente inviable.

Con una canción* como bandera, me declaro en guerra contra mí misma y me preparo para morir. No me despido de nadie -por si acaso- y me lamento por última vez de todo lo que no hice (y de lo que hice en su lugar).
No quería morir así, entre arrepentimiento y ojalás, no quería. Morir tan pronto -a pesar de lo tarde que se me hizo- no era lo que quería. Qué diablos pasó. Me dejé vencer, quizás me dejé querer, sin querer... Qué mierda.
Dicen que entre los millones de personas que hay en este mundo, una está hecha especialmente para ti; lo que no dicen que es tú puedes estar especialmente hecho para alguien que no está hecho para ti. Qué curioso. Y qué absurdo. No quería, de verdad, lo siento. No era el plan, pero estaba claro que iba a pasar, ¿no? Sí, lo sé, hemos cumplido nuestros sueños, me he transformado en flan y tú te has hecho un tirano. ¡No quería morir así! Adiós, adiós.
Y sin embargo, de cuando en cuando vuelvo a la vida, un remolino de temblores me recorren de abajo arriba y me entran ganas de huir, de volverme a morir porque ahí no hay nadie a quien querer.
Mi monstruo del armario tiene ojos bonitos y no causa miedo más que a mí.

Karen.

lunes, 19 de agosto de 2013

Puertas que se cierran, ventanas que se quieren abrir.

Tengo la gran habilidad de alejar a las personas que intentan acercarse a mí. Sé que es un cliché, por eso escribo esto desde una estación de tren viendo como se marcha ese que intentó acercarse (mientras llueve, claro). En fin, que sí, soy un cliché, y qué. *Enciendo un cigarrillo* *Suena una suave melodía en piano* *Luces* *¡Acción!*
Imagina que los últimos 4 años no han pasado, que en un inesperado giro de los acontecimientos te da por aceptar lo que hay y acabas haciendo algo que no querías hacer. Imagina, por un segundo, que aprendiste a jugar al póker (y que ganaste incontables cantidades de fichas de plástico); entonces hemos de suponer que la suerte se decanta por favorecer a otra variable, pero estamos en otro lugar, viviendo una vida completamente diferente donde las puertas no son las mismas que en otro sitio. Sigues jugando y apostando y la suerte cada vez se inclina más y más. Imagina que si crees en el destino, este te hace el favor de existir; y como existe: está presente en tu vida, en la de él y finalmente, en la vuestra. Imagina que, a pesar del inesperado giro, los sucesos suceden de manera similar (eliminando el factor "x" causante del problema presente a tratar) y que adelantando el tiempo llegamos al tiempo actual. Una vez aquí, en este preciso espacio barra tiempo, la balanza se rompe y lo que ocurrió hace 4 años ocurre ahora, cuando debió ocurrir. Quizás en otros 4 años te encuentres en la misma situación que hace 4 años, que nada haya merecido la pena y que descubras que el destino en realidad no estaba a tu favor. Pero bueno, ya sabes lo que pasa con las suposiciones.
El punto es que un día hace mucho tiempo abrí una puerta que ponía "prohibido el paso" y pasé, pasé hasta el fondo, me senté en una esquina y me crecieron grilletes. 4 años después me di cuenta de la ventana que hay en la habitación y que la luz que entra es tenue pero constante y que...nah.
Tengo la gran habilidad de alejar a las personas que intentan acercarse a mí, y es una gran habilidad porque si la hubiese tenido antes, nada de esto estaría escrito. O quizás sí. Probablemente.
*Cámara se aleja* (metáfora de mi gran habilidad) *Música final* *Créditos, dedicatoria y agradecimientos*

Karen.

viernes, 9 de agosto de 2013

Adiós, supongo.

La vida me ha estado dando señales, ha puesto varios avisos de ENORMES letras de neón, y yo... Yo no he hecho ni puto caso. Me la sudaba todo, yo me aferraba a una idea que lleva desarrollándose en mi mente desde hace bastantes años y cualquier cosa diferente era nada para mí.
Lo aguanté todo. Me hundí en el asfalto intentando sostener cada mentira mientras te sonreía, me quedé días esperando una explicación a tanta decepción y finalmente... Todo se derrumbó, mis ojos se abrieron y mi corazón perdió un par de años de vida.
Fue realmente triste, y me prohibí llorar. 
Sé que más tarde fingiré que no sé nada, y al final, como siempre, acabaré creyéndomelo. Y volveré a las andadas, a perseguir sombras en la oscuridad, y todo empezará de nuevo hasta que me dé de bruces con los enormes carteles de neón. Lo sé porque ha pasado antes.

Me encantaría ser mala -tanto como lo soy cuando pienso en ti- pero la realidad es distinta.
Supongo que estuvo bien mientras duró, que no sufrí, ni lloré, ni pasé noches en vela imaginando que las cosas cambiarían al día siguiente. Supongo que no borraré tu número, que seguiré acordándome de ti cada vez que..., y supongo también que cuando amanezca por fin, te lo haré saber.
Lo peor de todo es que no te odio -por más que lo intente- porque te quiero; te quiero de verdad. Te quiero como se quiere a las cosas que hacen daño, fuerte y abusivamente; tanto que nunca podré dejar de hacerlo. Quizás nunca comprendas que querer no implica una habitación a oscuras y escasez de ropa, que querer es algo puro (como la amistad) y aunque no muera, ha de cuidarse para que no crezca maleza.
La maleza separa, y si es eso lo que querías, supongo que adiós.
Karen.

domingo, 4 de agosto de 2013

En el más sucio rincón de mi negro corazón.

Me gusta imaginar que yo también se hacer daño, que soy capaz de hacer que alguien llore sólo con una mirada -o una palabra- y que, simplemente, a veces soy realmente mala. ¡La peor!
Me parece que sólo sé odiar desde dentro, y no se me da demasiado bien; porque cuando intento odiar, amo -amo, y ensancho el alma- más y más y más cada vez, mientras me odio sólo a mí, por intentar odiar y fracasar -otra vez-. Quizás no estoy hecha para odiar, pero amar tampoco lo hago tan bien.

Colibrís que sólo vuelan en círculos, buscando siempre el camino de vuelta.
Montañas de mierda que nublan la vista, no dejando ver lo que queda de Esperanza.
Algún recuerdo de caricias sobre el frío asfalto.

Ayer será el día en que una vez quise odiar mientras mañana te veo y me se nos lloran los ojos.

Me gusta imaginarme feliz (imaginarte inmensamente triste) y llorar porque pude serlo (porque sé que yo pierdo y tú ganas). A veces me gusta intentarlo y digo cosas que pretenden ser espinas, y me clavo la última por amor al arte (y a ti) porque sé que hice mal, que siempre hago mal y que en el más sucio rincón de mi negro corazón estás atado de pies y mano y no puedes hablar porque no te lo permito; en lo que sobra de espacio eres libre, y hablas todo el rato sin parar, por amor a ti (y al arte).

Escombros.
Un día quemaré todo lo que llevo escrito.
Karen.