Me parece que sólo sé odiar desde dentro, y no se me da demasiado bien; porque cuando intento odiar, amo -amo, y ensancho el alma- más y más y más cada vez, mientras me odio sólo a mí, por intentar odiar y fracasar -otra vez-. Quizás no estoy hecha para odiar, pero amar tampoco lo hago tan bien.
Colibrís que sólo vuelan en círculos, buscando siempre el camino de vuelta.
Montañas de mierda que nublan la vista, no dejando ver lo que queda de Esperanza.
Algún recuerdo de caricias sobre el frío asfalto.
Ayer será el día en que una vez quise odiar mientras mañana te veo y me se nos lloran los ojos.
Me gusta imaginarme feliz (imaginarte inmensamente triste) y llorar porque pude serlo (porque sé que yo pierdo y tú ganas). A veces me gusta intentarlo y digo cosas que pretenden ser espinas, y me clavo la última por amor al arte (y a ti) porque sé que hice mal, que siempre hago mal y que en el más sucio rincón de mi negro corazón estás atado de pies y mano y no puedes hablar porque no te lo permito; en lo que sobra de espacio eres libre, y hablas todo el rato sin parar, por amor a ti (y al arte).
Escombros.
Un día quemaré todo lo que llevo escrito.
Karen.
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