Una conversación en donde cada palabra te hunda en el más abrasador de los infiernos, donde no exista el cuándo ni el dónde; una que empañe cristales y avergüence a la memoria. Una de verdad, joder.
El tema es lo de menos, se puede hablar sobre cinta adhesiva, la decadencia del euro o sobre el número veinticuatro; pero si hablas con la seguridad del que sabe que va a morir en las próximas horas -con esa fortaleza que nos crece a todos en el último momento- con intensidad y queriendo soltar todo de una puta vez -pero despacio- entonces lo harás bien, y te darás cuenta de ello porque la gente de alrededor os mirará fijamente.
Porque será como si estuvieseis haciendo el amor en público.
Porque será como si estuvieseis haciendo el amor en público.
Menudo escándalo, dirán.
No entienden nada.
No entienden nada.
Karen.
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