Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.

Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.

miércoles, 11 de junio de 2014

Fragilidad.

Cambiamos. Por eso siempre tenemos algo que contarnos.
Un día eres un alcohólico cierra bares, al siguiente le das al budismo y rollos espirituales. Y, no sé, me parece curioso. Es jodidamente fácil dejarse llevar por el momento y pretender que eres algo que no. 
Que no en absoluto.

Cambiamos. Por eso los amantes dejan de amarse y los desconocidos se abrazan.
Es necesario que cambiemos, que seamos capaces de adaptarnos a lo que va llegando, pero también es necesario que no nos olvidemos de nosotros mismos –de ese que nunca cambia, a pesar de todo–.
Tanto cambio nos consume poco a poco. Tanta fragilidad nos hace vulnerables.
Cambiamos. Por eso, cuando me veo al espejo y me pregunto por qué, no entiendo nada. Nada en absoluto.
Karen.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes gritar. O hablar, si lo prefieres.