Vamos
a ver. Cierra los ojos y escucha. Con atención porque no lo pienso hacer
escuchar más de una vez.
Me
han dicho por ahí que a las palabras se las lleva el viento, y que el viento
las pierde. ¿Quién le roba palabras al viento? Quizás un desventurado mensajero
vividor de sueños ajenos que bebe ron sin mezclar en una barra de bar. ¡Un
ladrón! O... Quizás un poderoso adinerado dueño de todos los barcos del mar,
que juega con las olas cuando va a Pensar.
¿Qué
mejor para decirte algo que callar? Callo para que el viento no se robe mis líneas mis
vocales mis comas mis puntos suspensivos que se acaban… me roba a mí. Soy
robada. ¿Y si de mí no sale palabra alguna, cómo hacer para que tus oídos capten
las ondas del corazón? Fallo de transmisión.
¡Menuda
paradoja! que para que escuches tenga que callar. Pero yo callo, y cuando callo:
cayo también. Caigo como caen las palabra pesadas con las que el viento no
puede. No tienen tiempo de ser robadas. A esas nadie las roba, desaparecen.
Algunas caen en algún vaso de bar y se ahogan. Pero ¿y qué? ¿Qué de qué? Que te
quede claro una cosa: nunca callo, sólo caigo y me falla la transmisión. Que te
quede claro (aun en la oscura noche) que sólo callo con la voz. Que mis ojos ¡gritan!
hasta desgarrarse y hacerse agua que riega mis mejillas. Ahí siempre hay huecos
para ti. Y, paradójicamente, eres un hueco que nunca se llena.
Le
daré a los cigarros, para propiamente enviarte todos mis suspiros.
Culpo
de TODO al gran cronopio, Karen.
q bello , todo lo es , cada palabra , waooo esta poetico y enigmatico , felicidades.. seguro lo mereces ..Rf
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