en el espejo
mientras tú
dejabas de estar
a mi lado.
"Bajé las escaleras, sí, de dos en dos... perdí, al bajar, el norte y la respiración".
Caes... caes, vuelves a caer, caes, y demuestras a medio mundo que de física no tienes ni idea, que los pozos no tienen fondo y así. Del caes al caos hay una letra, y un hombre descubre que olvidó lo que tenía que hacer.
Catarsis mental para recuperar el equilibrio nervioso que perdí mientras me las hacía de funambulista con mis ojos yendo de los tuyos a la pared, y de la pared de vuelta a los tuyos.
Casi que no vivo para contarlo. Eso de los pozos sin fondo se hace realidad en tus pupilas... pero con tu iris salvavidas me lanzo a mar abierto: mar de mieles y misterios, de maravillas malabares y de mi morfina matutina.
Caos hasta en mis bosillos, ocupando el espacio que va dejando el tiempo... el tiempo que se me va deslizando hasta caer, y me ata con la soga al techo... al techo de tu habitación llena de gente... llena de gente que no soy yo.
Caminando siempre hacia atrás, con la mirada en el horizonte.
Colibrí de alas carmesí y se acabó.
Ce, ce, ce... ce. Centrarme. Tengo que centrarme. Karen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes gritar. O hablar, si lo prefieres.