Las botellas se van acumulando en el suelo de mi cabeza, el humo me atosiga el corazón y empiezo a creer que se me ha olvidado cómo escribir.
Las ideas se me superponen y forman figuras extrañas de geometría euclidiana que ni logro imaginar; entonces olvido todo y sólo recuerdo que me apetece fumar.
Los recuerdos que no me sucedieron tienen tus ojos y me persiguen mientras deliro... sonrisas de Cheshire que bailan sobre mi cabeza, ríos metafísicos donde Oliveira habla en gíglico con la Maga, ciclación de cafeína y cocaína... Entonces despierto agitada y Erwin Schrödinger me susurra que el gato fantasma no está ni vivo ni muerto.
Lo esencial es el qué.
Lo primordial es que no sé de qué cojones hablar sin usar tu pronombre pensando en tu nombre mientras hago como que no hablo de ti -ay, de ti-. Collejas mentales y de un trago me olvido de ti -se hace así ¿no?- Y mientas las hormigas se me suben por el cuello, bajan y bajan y bajan, metamorfosis de mariposa y habitan mis tripas... pienso en el Perro Andaluz de Buñuel.
Ok, de acuerdo -sí, me cansé de empezar los párrafos con L- ya sé la respuesta -a parte de aquella que siempre es: no-. Filósofos de antaño y ante-antaño y ante-ante-ante-antaño se morían por saber la respuesta estúpida a la pregunta más idiota que nunca se han hecho ¿quién soy? Bueno, con dos cojones, un día como hoy -07/02/2012 20:51pm noche fría, oleada siberiana despidiéndose de nosotros los misébiles mortales- yo, con el pelo húmedo tras la ducha, os digo que tengo la respuesta. Sí, sí, he dado con ella. No ha sido nada fácil. Y con nada me refiero a que no he hecho nada... Ha venido a mí. Me he sentado y, a falta de amor, la respuesta llamó a mi puerta.
Respuesta: soy lo que creo que no soy.
JAJAJAJAJAJAJAJAJA nah, en serio... menuda estupidez. (Seguro que alguien se detiene un momento a pensar en ello y resulta que no tiene tanto de JAJAJA como muchos creéis.)
Para asuntos más importantes, tomemos una copa - dice Oscar Wilde mientras compartimos el café de medianoche.
Y una mosca que vuela del revés -¿así, Polanco?- gira gira y gira en su ballet de los cisnes deseando ser princesa. Yo le digo que no sueñe, que los príncipes se han extinguido hace ya muchos siglos y sólo quedan sapos, que ni saben blandir una espada, ni tienen valor para ir contra el dragón, y que ni siquiera llevan corona porque se les escurre.
Después de esta sarta de sinsentidos*, respiro profundamente las rayas de algo que no es azúcar y que -casualmente- se encuentran enfiladas paralelamente en mi mesa, y os digo:
1) Nada de esto tiene interpretaciones -más sólo las de mi amigo Freud, ¿lo sabéis, no?-
2) ¿Quieres claridad? ¿Precisión? ¿Dirección? La respuesta es sí, deja de jugar.
3) Vale, ignora la 2)
4) Mañana visitaré los estanques, seguro que un sapo se hace príncipe.
5) A veces no soy estúpida.
6) Hablando en términos reales: para cumplir la 4) necesito tres cosas:
a) Un lugar.
b) Un tiempo.
c) Tú.
PD: tómatelo como algo personal, al fin y al cabo, eres persona, como yo.
* Dícese de la carencia** absoluta de sentidos.
** Misteriosa semejanza carencia-Karen***
*** Yo.
Definitivamente. Karen.
Esto es todo un buen viaje.
ResponderEliminarQué mal rollo el gato vivo y muerto...
La paradoja del gato de Schrödinger ;)
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