Sé que no debería escribir; odio mi manera de hacerlo.
Y con la misantropía a flor de piel, me siento a esperar que la luna pierda el equilibrio y caiga en mi jardín.
No puede ser tan malo. Sería como el sonido crujiente de los nudillos en tu cara, pero a lo grande. Y todo estaría bien -no pasaría nada- porque todo se acabaría (sin preliminares ni reverencias finales) y... bueno, ¿qué más da, si el problema no es la muerte sino el dolor?
Me declaro misántropa. Pero tranquilos, no tengo licencia para matar y, para más seguridad: fingiré que no os odio :)
Kisses, and more kisses. Karen.
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