Ya te haces mayor, ¿no crees?
Has cambiado el verde por cualquier otro color, siempre y cuando la esperanza no esté implícita en él; el blanco es un buen sustituto. Ahora todas tus camisas son blancas, impolutas de cualquier sentimiento; no te hace falta cargar con más, el sentido común es suficiente para hacer pasar las horas y morir cada día un poquito más.
Dejaste de bailar, y de mover los pies cuando en tu cabeza sonaba alguna de esas estúpidas cancioncillas de verano. Recogiste esa botella medio vacía que seguía bajo tu cama y la echaste al contenedor verde (¡qué esperanzador!) Dejaste de llamar a ese amigo, temías que se gastara por el uso. También dejaste de saludar a tus vecinos, ya no les encuentras la gracia. Olvidaste esa promesa que le hiciste a tu padre. Olvidaste dejar la ventana de tu habitación abierta, para que el valiente príncipe o princesa pueda ir en tu rescate. Incluso dejaste de fumar, porque... fumar puede matar. ¡Pero, mírate.....!
No sabes por qué, pero ayer mirabas al cielo y había nubes aunque fuese el más despejado de los veranos... Todas las nubes tenían formas, colores, incluso olores y sabores -¡olor a ti!- Ahora si ves el cielo y está despejado, obviamente no verás nubes. Las has matado, mientras te matabas a ti.
¿Qué has hecho?
No entiendo que tu blog no esté plagado de comentarios. ¡Un beso! Feliz verano, y que llegue pronto el otoño.
ResponderEliminarGracias (de las de verdad).
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