No sé por qué siempre escribo en tercera persona cuando en realidad estoy hablando de mí, pero supongo que en el fondo no quiero escribir sobre mí. En el fondo no quiero ser así, ni sentirme así. Pero es lo que soy y no puedo hacer nada por cambiarlo.
Siempre he sabido que tras un día bueno viene uno malo, pero este día malo se está extendiendo demasiados meses. Se está haciendo parte de mí y empiezo a no querer ser feliz. Deseo estar sola para no tener que aguantarme las ganas de llorar, y por las noches...poder hacerlo sin pretender que no lo hago. Deseo no hacer otra cosa que no sea hurgar en mis recuerdos y ponerme más triste. No es que sea masoquista, es que ya me da miedo ser feliz.
Debería borrar todo esto.
Yo soy feliz estando triste porque así, lo único que cabe esperar es la felicidad. O quizás algún rescate.
Me hace falta una droga muy muy fuerte, o neuronas nuevas, o una máquina del tiempo. Tal vez un trabajo y una moto. Y crecer. Necesito alguien que me diga quién soy y por qué coño estoy aquí, un mapa y una brújula, o tal vez una bruja que me lea la fortuna. Necesito llorar sabiendo que me he caído de verdad, no por estar imaginando cosas. Que, la mayoría de las veces acierto y he ahí lo más triste de todo: aún sabiendo que había dinamita, me senté a disfrutar de un buen porro.
Karen.
Los días malos solo existen para aquellos que se los creen, no te los creas.
ResponderEliminarBesos.
Hay veces que las cosas empiezan a estar cogidas a la mano de la buena suerte y nos da la sensación de que tras eso, hay gato encerrado. Lo mejor de todo es no esperar nada de nadie, ¿difícil, eh?
ResponderEliminarUn saludo desde http://retales-de-mis-noches-de-insomnio.blogspot.com.es/
Llore al leer esto... es todo.
ResponderEliminar