A veces quisiera morir y hacerme invisible. Quisiera ver qué haríais sin mí, ver acaso si el mundo cambiaría. Por supuesto, moriría de forma dramática, con muchas sirenas y luces rojas y azules por doquier. Moriría
ipso facto y sin sentir a penas nada, aunque deberá parecer que sufrí mogollón (¡eso de las apariencias me lo llevo hasta la muerte!). Tan espectacular que mueva masas, que haga llorar a los más insensibles ¡joder!, que me haga sentirme orgullosa hasta de mi propia muerte, y que... no sé, podrían hacer una peli. Un par de canciones, quizás un libro. Y por qué no, incluirme en los libro de texto sobre Historia Contemporánea. Un lugar en el Reina Sofía me haría mucha ilusión; y que vayáis a verme cada semana, recordando las cosas insignificantes que hice mientras vivía y que han cobrado importancia por el simple hecho de haber muerto dramáticamente. No sé, pedir es gratis.
A veces quisiera morir, por el simple hecho de morir y sentir algo diferente a lo que siento cada día.
Pero bueno, supongo que moriré de vieja
en mi cama para uno
arrepintiéndome aún por todas las cosas que no hice
y por no haber tenido nunca
una muerte dramática.
Karen.
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