No sé, me mola esta canción. A todo volumen y en reproducción automática, taladrando mis estructuras corticales. Es demasiado bonita. Me entristece pero no me hace llorar, porque sólo hay una cosa que consigue que se me derrita el hielo que me guardo; y me lo guardo para mí. Hace demasiados meses que no lloro. ¡Mierda! me tocará hacerlo en breves, lo sé.
El otro día tuve un déjà vu, y lo tuve todo el día. ¡Joder, fue precioso! Iba sobre yo siendo feliz a sabiendas de que todo lo que me rodeaba era de papel. Se iba consumiendo poco a poco y la luz de la llama era lo único que nos iluminaba mientras yo sólo deseaba tener que cerrar los ojos muy fuerte -negando, como siempre, las ganas que tenía-. Porque es lo que mejor se me da, negar lo que quiero mientras abro los brazos a todo lo demás. Si pudiera, pagaría por tener más déjà vus como el de ese día, pero pagaría más si así consigo creérmelo. Ya sería la hostia. Vivir la puta vida que quiero de una puta vez, grabarla, silenciarla y que el Flores cante la de 7 vidas. Hacer un copiaypega infinito e invitarte a que veas mi película con filtros y botellas, porque las palomitas tienen sal; y la sal me recuerda a todo lo que me queda aún por llorar.
Karen.
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