Me gustaría ser breve, concisa, fría y dar en el clavo con esto que me anda dando vueltas en la cabeza desde hace unos días. Ahí voy: ya.
Doy un agradecimiento especial a las palabras concursantes: melancoholía, odio, desazón, fin, ect.
Etc, eras mi favorita...
Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.
Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.
jueves, 31 de mayo de 2012
sábado, 26 de mayo de 2012
Va siendo hora.
Hace tiempo era el momento idóneo, pero miedo. Y ya va siendo hora de decir la verdad: sí.
No todo lo que hago tiene un por qué; pero sí todo lo que no hago. Son razones potentes y....
Mi alma irascible funciona como y cuando le viene en gana. La concupiscible siempre está atenta, tiene más ganas de vivir que yo misma.
Va siendo hora de tomar el control estando sobria, de abrir los ojos bajo el agua y dejar de pedir deseos a estrellas fugaces. ¿Va siendo hora de escribir con sinceridad? Dímelo tú, que mis principios son la mentira y el deseo.
En fin, es hora de cambiar. De prenderle fuego a mis estúpidos ideales y darme cuenta de una vez por todas que nunca tuve razón en nada, que llegué tarde a todas las épocas de mi vida.... Y que tú llegaste demasiado pronto.
Recuerdo cuando escribía poesía y me hace gracia. Já. ¿De verdad sentía todo eso, de verdad salía solo y sin inspiración? Creo que, en el fondo, os mentía un poquito. Je.
De pronto empecé a escribir incoherencias. A veces ni yo misma me entendía, pero ansiaba que intentaras entenderlo, que lo entendieras y que vinieras corriendo a contármelo al oído, cual secreto.
Y aquí acabé. Muerta; procurando que la rabia haga surcos entre las letras y que no haya el más mínimo rastro de la poesía que alguna vez escribí. No me apetece otra cosa que no sea odiar, pero ni de eso soy capaz.
Va siendo hora de escribir de otra manera.... pero ya no sé si me apetece decir algo, callarlo, o insinuarlo.
No todo lo que hago tiene un por qué; pero sí todo lo que no hago. Son razones potentes y....
Mi alma irascible funciona como y cuando le viene en gana. La concupiscible siempre está atenta, tiene más ganas de vivir que yo misma.
Va siendo hora de tomar el control estando sobria, de abrir los ojos bajo el agua y dejar de pedir deseos a estrellas fugaces. ¿Va siendo hora de escribir con sinceridad? Dímelo tú, que mis principios son la mentira y el deseo.
En fin, es hora de cambiar. De prenderle fuego a mis estúpidos ideales y darme cuenta de una vez por todas que nunca tuve razón en nada, que llegué tarde a todas las épocas de mi vida.... Y que tú llegaste demasiado pronto.
Recuerdo cuando escribía poesía y me hace gracia. Já. ¿De verdad sentía todo eso, de verdad salía solo y sin inspiración? Creo que, en el fondo, os mentía un poquito. Je.
De pronto empecé a escribir incoherencias. A veces ni yo misma me entendía, pero ansiaba que intentaras entenderlo, que lo entendieras y que vinieras corriendo a contármelo al oído, cual secreto.
Y aquí acabé. Muerta; procurando que la rabia haga surcos entre las letras y que no haya el más mínimo rastro de la poesía que alguna vez escribí. No me apetece otra cosa que no sea odiar, pero ni de eso soy capaz.
Va siendo hora de escribir de otra manera.... pero ya no sé si me apetece decir algo, callarlo, o insinuarlo.
jueves, 24 de mayo de 2012
Tengo la sangre triste y sucia, como la mirada.
Cuando te levantes con el pie izquierdo, llámame. Pero no te creas que lo hago por ayudar; si quieres mi hombro para llorar.... págame. Si te levantas con el pie izquierdo, si estás enfadado, si quieres romper cosas y hablar muy alto... en fin, si te levantas con irrefrenables ganas de odiar, ya sabes que nunca me gustaron los dramatismos.
A decir verdad... para no ser partidaria de los dramatismos... me he dejado el alma y un 42% de agua en algunas letras, he visto películas sólo para hacerme daño, y he escuchado canciones como estacas. He pensado en cenas bajo las estrellas y manos unidas en medio del fin del mundo... Pero no, los dramatismos no son lo mio. Yo diría que es un suicidio teórico, porque no tengo los cojones de ponerlo en práctica.
Así que, uniéndome al neopensamiento neomoderno, neonihilista, neopragmático y neo-loquesea, decidí llevar la neovida que nunca quise. En mi defensa diré que fue una decisión sugestionada por fuerzas superiores a mí, es un caparazón de terciopelo.
Me encantan las miradas de desaprobación; me hacen reír.
Cloroformo nada más nacer, y esta es la consecuencia, ¡vaya! ¿Me dirás que es culpa mía? Lo siento por haber despertado tan tarde.
No quiero empezar de nuevo, pero estaría bien saber qué hubiera pasado si ese día no te hubieses levantado con el pie izquierdo y no me hubieses llamado.
A decir verdad... para no ser partidaria de los dramatismos... me he dejado el alma y un 42% de agua en algunas letras, he visto películas sólo para hacerme daño, y he escuchado canciones como estacas. He pensado en cenas bajo las estrellas y manos unidas en medio del fin del mundo... Pero no, los dramatismos no son lo mio. Yo diría que es un suicidio teórico, porque no tengo los cojones de ponerlo en práctica.
Así que, uniéndome al neopensamiento neomoderno, neonihilista, neopragmático y neo-loquesea, decidí llevar la neovida que nunca quise. En mi defensa diré que fue una decisión sugestionada por fuerzas superiores a mí, es un caparazón de terciopelo.
Me encantan las miradas de desaprobación; me hacen reír.
Cloroformo nada más nacer, y esta es la consecuencia, ¡vaya! ¿Me dirás que es culpa mía? Lo siento por haber despertado tan tarde.
No quiero empezar de nuevo, pero estaría bien saber qué hubiera pasado si ese día no te hubieses levantado con el pie izquierdo y no me hubieses llamado.
viernes, 18 de mayo de 2012
Matar madrugadas para que no te maten ellas a ti.
Las letras que merecen la pena siempre vienen de algo que no lo merece.
Al menos eso me digo cada noche como si de un ritual se tratase. Luego junto cada mierda con su correspondiente verso y confirmo la hipótesis. Lo de contar ovejas viene después.
Si el tiempo es favorable, abro las ventanas de par en par, y, cual idílica escena cinematográfica, fumo lentamente.... Esto sería verdad si tuviese cigarros, o, simplemente, si me gustara fumar.
Matar sentimientos sin sentimentalismos, valga la redundancia. De eso se trata todo.
No necesito flores ni bombones, tampoco los quiero. Creo que tengo alergia al polen, y no voy a arriesgarme.
Me repugnan las esquinas. Sólo sirven para acumular cosas, de todo menos polvos. En una tengo una telaraña, y en ella tengo una araña. Lleva tu segundo nombre; ha sacado tus ojos. Me repugnan las arañas.
Pero... ya sabéis: esa telaraña que cuelga de mi habitación, no la quito, no hace nada, sólo ocupa su rincón.
Ocupa muchisisisisisiiiiiisimo espacio, pero se ve ¡tan bonita! Con sus hileras de seda.... entrevesados proteicos que cuentan tres historias: la tuya, la mía, y la que pudo ser nuestra.
Solía pasar madrugadas enteras, con los ojos abiertos en la oscuridad, mirando hacia esa esquina... imaginando la telaraña, porque la conocía al detalle. Imaginaba que llovía y que las enormes gotas de agua caían en la red. Llovía a menudo; yo solía ser esa gota, tú solías ser la red.
Bueno, ocupaba su rincón y me ayudaba en eso de la imaginación. Intenté varias veces quitar la telaraña, pero mi habitación se quedaba vacía. Intenté quitar sólo una parte de ella (la parte más bonita) pero... se me agotaba la inspiración. Y de lo que he escrito, lo poco que merece la pena, siempre siempre siempre viene de esa parte bonita que se empeña en no dejarme dormir. Esa parte tan asquerosamente bonita. Bah, tengo mucha imaginación, seguro que no era tan bonita.
Intenté matarte.
No me odies por ello, tienes razones mejores para hacerlo. ¿No? Al menos yo sí.
Decidí dejar la telaraña. Asumir su existencia, su intromisión en mi espacio. La verdad es que amo que ocupen mi espacio -que me invadan y me colonicen- pero me quitaba espacio para cosas realmente importantes. No es que no seas importante -telaraña suya- pero poco a poco la araña me fue enseñando los dientes y le vi el veneno. Un par de veces lo probé. Dolió. Me curé. Tengo 54 cicatrices y todas me las hice de la misma forma.
Va siendo hora de hacer limpieza. QUE YA NO PUEDO NI RESPIRAR, LA TELARAÑA LO OCUPA TODO.
Siempre he sabido cuál era la solución, pero una parte de mí prefería hacerse la imbécil.
Al menos eso me digo cada noche como si de un ritual se tratase. Luego junto cada mierda con su correspondiente verso y confirmo la hipótesis. Lo de contar ovejas viene después.
Si el tiempo es favorable, abro las ventanas de par en par, y, cual idílica escena cinematográfica, fumo lentamente.... Esto sería verdad si tuviese cigarros, o, simplemente, si me gustara fumar.
Matar sentimientos sin sentimentalismos, valga la redundancia. De eso se trata todo.
No necesito flores ni bombones, tampoco los quiero. Creo que tengo alergia al polen, y no voy a arriesgarme.
Me repugnan las esquinas. Sólo sirven para acumular cosas, de todo menos polvos. En una tengo una telaraña, y en ella tengo una araña. Lleva tu segundo nombre; ha sacado tus ojos. Me repugnan las arañas.
Pero... ya sabéis: esa telaraña que cuelga de mi habitación, no la quito, no hace nada, sólo ocupa su rincón.
Ocupa muchisisisisisiiiiiisimo espacio, pero se ve ¡tan bonita! Con sus hileras de seda.... entrevesados proteicos que cuentan tres historias: la tuya, la mía, y la que pudo ser nuestra.
Solía pasar madrugadas enteras, con los ojos abiertos en la oscuridad, mirando hacia esa esquina... imaginando la telaraña, porque la conocía al detalle. Imaginaba que llovía y que las enormes gotas de agua caían en la red. Llovía a menudo; yo solía ser esa gota, tú solías ser la red.
Bueno, ocupaba su rincón y me ayudaba en eso de la imaginación. Intenté varias veces quitar la telaraña, pero mi habitación se quedaba vacía. Intenté quitar sólo una parte de ella (la parte más bonita) pero... se me agotaba la inspiración. Y de lo que he escrito, lo poco que merece la pena, siempre siempre siempre viene de esa parte bonita que se empeña en no dejarme dormir. Esa parte tan asquerosamente bonita. Bah, tengo mucha imaginación, seguro que no era tan bonita.
Intenté matarte.
No me odies por ello, tienes razones mejores para hacerlo. ¿No? Al menos yo sí.
Decidí dejar la telaraña. Asumir su existencia, su intromisión en mi espacio. La verdad es que amo que ocupen mi espacio -que me invadan y me colonicen- pero me quitaba espacio para cosas realmente importantes. No es que no seas importante -telaraña suya- pero poco a poco la araña me fue enseñando los dientes y le vi el veneno. Un par de veces lo probé. Dolió. Me curé. Tengo 54 cicatrices y todas me las hice de la misma forma.
Va siendo hora de hacer limpieza. QUE YA NO PUEDO NI RESPIRAR, LA TELARAÑA LO OCUPA TODO.
Siempre he sabido cuál era la solución, pero una parte de mí prefería hacerse la imbécil.
sábado, 5 de mayo de 2012
Por Dios, dime que ya es hora de irse a dormir.
El diazepam es lo que se lleva ahora.
¿Aún queda en tu mesilla de noche un poco de Prozac? No sé vosotros, pero echo de menos esos días en los que la gente se deprimía de verdad; y no estos estúpidos lloriqueos de una noche. ¡Ay, que no me habla! Seguro que ha encontrado una más guapa. Es mi culpa, no me puse esos tacones altos que tanto le gustan. Estupideces.
¡Se morían! Que las de antes sí que eran depresiones de verdad. ¿Y la luz al final del túnel, dónde está? No se ve; las rocas tras el derrumbe ocasionado por la 5ta réplica de ese terremoto ocurrido después del huracán no deja lugar para nada más dentro de este espacio reducido donde empieza a escasear el oxígeno. ¿A caso hay alguien más aquí dentro?
Un trago largo de lo que sea que haya en la botella ayuda a disipar la duda... Eres el único en tu mente. Estás realmente solo. Eres la Bestia y no quieres dañar a Bella.... Bella también está sola -aunque la rodee todo el pueblo y un par de Gastones- pero eso a ti te da igual, prefieres estar solo. La dañas. Te dañas.
La depresión no tiene cura, deja de intentarlo y date por vencido.
¿Sabes una cosa? La depresión deprime. Es un mal exponencial.
Jugar a que es un cuento empieza a aburrirme... Dejé de contar estrellas porque me molestaba saber que hay tantas y que ninguna es para mí. Dejé la poesía de lado, porque ella me dejó de lado a mí. Dejé de tener miedo a que pasen cosas... y ahora sólo temo que no pase nada.
Se acabó el Prozac y en la nevera no hay alcohol.
Piensa: naces... ¿y ahora qué?
Resulta fácil, ¿sabes? Coges un lápiz y escribes todo lo que nunca dices.
Ironizas hasta para decir la hora -jaja, son las vente para mi cuarto- dices todo lo que te da la gana y hasta lo que no... y suena tan bien, que hasta tú te lo crees. Caes en la mentira de la ironía porque resulta demasiado sencillo.
-Estoy bien.
Eso también resulta fácil. Las explicaciones se las dejamos a los valientes.
Es muy fácil deprimirse. Es muy fácil conseguir Prozac -¡estrés posvacacional, doctor!-
Pero.... dime ¿quién se atreve a salir a la calle?
¿Aún queda en tu mesilla de noche un poco de Prozac? No sé vosotros, pero echo de menos esos días en los que la gente se deprimía de verdad; y no estos estúpidos lloriqueos de una noche. ¡Ay, que no me habla! Seguro que ha encontrado una más guapa. Es mi culpa, no me puse esos tacones altos que tanto le gustan. Estupideces.
¡Se morían! Que las de antes sí que eran depresiones de verdad. ¿Y la luz al final del túnel, dónde está? No se ve; las rocas tras el derrumbe ocasionado por la 5ta réplica de ese terremoto ocurrido después del huracán no deja lugar para nada más dentro de este espacio reducido donde empieza a escasear el oxígeno. ¿A caso hay alguien más aquí dentro?
Un trago largo de lo que sea que haya en la botella ayuda a disipar la duda... Eres el único en tu mente. Estás realmente solo. Eres la Bestia y no quieres dañar a Bella.... Bella también está sola -aunque la rodee todo el pueblo y un par de Gastones- pero eso a ti te da igual, prefieres estar solo. La dañas. Te dañas.
La depresión no tiene cura, deja de intentarlo y date por vencido.
¿Sabes una cosa? La depresión deprime. Es un mal exponencial.
Jugar a que es un cuento empieza a aburrirme... Dejé de contar estrellas porque me molestaba saber que hay tantas y que ninguna es para mí. Dejé la poesía de lado, porque ella me dejó de lado a mí. Dejé de tener miedo a que pasen cosas... y ahora sólo temo que no pase nada.
Se acabó el Prozac y en la nevera no hay alcohol.
Piensa: naces... ¿y ahora qué?
Resulta fácil, ¿sabes? Coges un lápiz y escribes todo lo que nunca dices.
Ironizas hasta para decir la hora -jaja, son las vente para mi cuarto- dices todo lo que te da la gana y hasta lo que no... y suena tan bien, que hasta tú te lo crees. Caes en la mentira de la ironía porque resulta demasiado sencillo.
-Estoy bien.
Eso también resulta fácil. Las explicaciones se las dejamos a los valientes.
Es muy fácil deprimirse. Es muy fácil conseguir Prozac -¡estrés posvacacional, doctor!-
Pero.... dime ¿quién se atreve a salir a la calle?
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