Vendo mi alma al primero que pase porque el diablo se olvidó de mí.

Dejad los pretextos, la vida necesita más párrafos.

sábado, 28 de abril de 2012

Del dicho al hecho...

... hay un muerto.
Resulta curioso como todo acaba igual. Con el pingüino olvidando que no sabe volar.

Hay ¡tantas! cosas por decir, que mejor no digo nada.
Nunca (HE DICHO JAMÁS) confundáis el verde limón con el verde lima.
Siempre es culpa tuya, no te mientas.
Las circunstancias deben darse, y hay quien no tiene suerte.
Eres esa estúpida canción que jamás se me olvida.
¿Y el pecado? Bien, te manda dos besos.
Si Mahoma no va a la montaña, olvídate de Mahoma.

Ya está bien de tanta tontería... volvamos a lo importante: del dicho al hecho, hay un muerto.Y ese muerto soy yo. Es inevitable acabar el día  muriendo. Después de todo... nada. Ya sabéis.
Vivir de verdad es casi tan difícil como escribir con un poco de sentido. Y lo siento, de verdad,  gasté todo el hilo argumentativo atando mi locura. Pero es que me apetece escribir de verdad, y no. No y no. NUNCA. JAMÁS. NEVER. No vais a enteraos de nada nunca, asumidlo -cuando antes mejor- porque os hacéis un favor.
Siempre pasa. Empiezas a escribir con sinceridad y sólo sale mierda. Al fin y al cabo, es lo que llevas dentro.
Piensa en blanco, imagíname en el fondo de tu vaso.
Sólo que antes era de alcohol y ahora de cloroformo. Antes era tu vaso y ahora es el mío.
La poesía se acabó el mismo día que descubrí que no todos los días son iguales. El día que aprendí a olvidar a corto plazo. 

La gente desaparece y yo sólo me sigo muriendo.

Buenas noches, de verdad.

miércoles, 25 de abril de 2012

No lo he olvidado.

Hubo un tiempo en el que todo tenía sentido.
Ahora las palabras desfilan cabizbajas por el corredor de la muerte de tu sonrisa, y no se detienen ni para respirar. Las gracias no cumplen su cometido y las caricias ya perdieron el tacto.
Lo saben. Tienen la sentencia asegurada.
Ahora los silencios son sutilmente sutiles, la indecencia como la elegancia... La pasión en bancarrota, promesas hechas deudas y un proverbio moderno que dice "no es culpa mía".
Pero no lo he olvidado, lo nuestro con las palabras estaba bien.

lunes, 23 de abril de 2012

Sueñas, pero ¿duermes?

Piensa en todas las cajetillas que no compraste. En los cigarros que se quedaron apagados.
Piensa en las multitudes sintigo en medio para morirte de asfixia, angustia y calor.
Piensa en todas las flores del jardín que se han quedado secas, en el recibo del agua que no puedes pagar.
Piensa en el maletero vacío de tu coche, y en la lista de gente por asesinar.
Piensa en la botella vacía, en las pastis de tu colega, en tu colega que se fue hace mucho, en la ciudad dormida, en las manos sin dueño, y tu portal... ¡que a saber dónde está!

miércoles, 18 de abril de 2012

A posteriori.

Pienso en algo y de pronto quiero decirlo, pero no puedo hacerlo... así que lo escribo, y siento esa estúpida necesidad de que alguien lo lea. Quizás para sentir que lo dije en voz alta, o quizás por pura manía.
Luego vuelvo a pensar y, claro... quizás lo haya leído alguien. Quizás alguien se esté preguntando todo lo que hay detrás, o en lo mal que está escrito -¡Oh, le ha faltado una tilde!- o quizás simplemente le haya gustado.
El punto es que, si lo leéis, algo pensareis.
Lo habéis leído, lo sé. Se os nota en la forma de parpadear; incluso soy capaz de adivinar lo que pensáis tras haberme leído. 
Me preocupan esas líneas; las que pensé en decir pero que preferí escribir, y que luego decidí que no era buena idea. ¿Y si al final no las borré? Cruzo los dedos y deseo no haberlo hecho; me apetece cometer un error como los de antes, de los que causaban guerras mundiales.
¿A quién quiero engañar? Quiero que me leáis. 
Vuestra forma de caminar os delata. 
Entonces siento esa estúpida sensación de fingir que no he escrito nada, que no habéis leído nada y que esto nunca ha pasado.
Menuda estupidez. 

martes, 17 de abril de 2012

Parece que no, pero quizá.

Si fuera capaz de escribir con sinceridad, tendría poco que decir. 
Primero, mencionaría mi problema con las noches, la visión borrosa, las bebidas, los alucinógenos y con las voces de mi cabeza. No es que sea un problema, es el problema; y la verdad es que tampoco es para tanto, pero es importante.
Seguidamente haría una lista.
Esa vez que intenté escribir con sinceridad. Luego lo borré todo y escribí una sonrisa. Típico; lo niegas todo.
Diría que nada fue de mentira. Los silencios me salieron caros. La pistola aún sigue bajo mi almohada. Cállate y lee, porque si escribo con sinceridad... es para que lo leas tú.
Si fuera capaz de escribir con sinceridad, agotaría los sinónimos de tu nombre en una frase mal hecha, pondría te quiero, y me daría a la fuga.
Cadena. Silla eléctrica. Bomba lacrimógena. Magdalena de cianuro. Nitroglicerina en vena. Tú y más tú. Si fuera sincera... sería como ahora, pero sin ironía.
Menos mal que no soy capaz.

jueves, 12 de abril de 2012

Estás olvidando algo.

Me gustan los principios, y los finales tienen su encanto. Pero los desenlaces... los muy malditos no se me dan bien.
En mi mente ha entrado un pirómano y ha encendido una cerilla. Huele a nitroglicerina y entonces sé que has tenido que pasar por aquí. Se quema todo (las ideas, las esperanzas, los miedos) menos los putos recuerdos, que ahora bailan entre las cenizas de todo lo que era realmente importante.
El pasado brilla más si está sobre tanta ruina. 
Brilla tanto que parece presente, incluso con pinceladas de futuro.
Cada recuerdo es como un caballito; son de colores. Hay luces por todas partes. Parece un carrusel. Gira, gira, sube, baja, gira, sube...gira. Todo da vueltas y los caballitos compiten en un perfecto caos por hacerse notar. ¡Como si no los viera a todos!¡A la vez! Los recuerdos se superponen, hacen una pirámide de naipes que se desploma justo antes de llegar a la cima.
Y todo es bonito, y me gusta, y olvido todo lo que era importante, y el pasado se vuelve presente, y me quedé en el fondo del vaso para siempre.... Las cenizas me saben a tu boca, y de los escombros salen tus manos. Y qué bien que me sé las despedidas, y me despido... hasta la próxima vez.
Me gusta cruzarme con miradas desconocidas. No me importa que vengan de tus ojos, mientras sean nuevas.
Me gusta el viento; me remueve las cenizas y hace girar al carrusel... Y entre vuelta y vuelta pierdo la cordura que había atado con las cuerdas suicidas de ese presente sin futuro. Esa cordura que siempre estuvo un poco loca (por ti). 
Deambulando entre las ruinas encontré una tiza, dibujé tu nombre en giglíco y lo rodeé con un círculo; para que no te me escapes.
Lo más curioso de todo es que el que incendió todo, es el mismo pirómano de mis recuerdos.
Tengo esa sensación de estar olvidando algo... 
El carrusel empieza a girar muy deprisa. El eje pierde el control. Los caballitos no tienen alas, pero vuelan por los aire. Y a falta de pista de aterrizaje, se estrellan contra el suelo. Todo es un caos. Huele a catarsis. Huele a pólvora. Esta vez fui yo, la que ahora duerme junto al gatillo. 

Tú, como siempre: a las 7 al fondo del vaso. No lleves cerillas.
Karen.

martes, 10 de abril de 2012

Viviendo deprisa se vive mejor.

El día que descubrí que no todos los días son iguales, que después de un buen día es probable que venga uno malo... ese día -el cual no recuerdo- fue cuando comencé a vivir más deprisa.

lunes, 9 de abril de 2012

A mí lo que me gusta es jugar a que es un cuento.

Eso de que la inspiración escasea va a ser verdad.
No son tiempos para escribir; cosa buena. Son tiempos buenos, y la ley dice que alguien tiene que joderlo; por eso estoy aquí: escribiendo. O al menos eso intento.
En este mundo tan viejo y agotado, a mí lo que me gusta es jugar. Salto por los calendarios -de día en día- y no me importa ir rápido porque me he pasado toda la vida a la mínima velocidad, esperando que alguien apareciese en mi vida de pronto, a una velocidad apabullante y su vida se fusionase con la mía; por eso de la colisión.
Cuando vas tan lento, y hay poco a tu alrededor... lo ves todo a cámara lenta, y llega un momento en el que no sabes si ya has dejado de andar o si el tiempo se ha detenido...Te sientes astronauta; el oxígeno se te agota gota a gota y comienzas a llover.

El techo me hace las veces de cielo, le imagino estrellas fugaces y me enfado con ellas porque no me cumplen los deseos. Debajo de la cama escondo todos los miedos, y bajo la almohada te guardo a ti. El suelo es una pista de aterrizaje y los sueños de la noche van cayendo de golpe, haciendo mucho ruido. Me despierto; al menos eso parece.

Eres el principio del cuento, de uno que no tiene final.
Ponerme a escribir no fue buena idea. Debo recordar hacerme caso.

Jugar está bien. Saltarse las normas está mejor. Ganar es genial. 
¡Juguemos! A lo que quieras menos al escondite. 

Strong girls always lie.Karen.

martes, 3 de abril de 2012

Quieres, pero no puedes.

Enciendes los altavoces pero no pones música. Compras una lata de cerveza pero no la abres.
Te pones los zapatos, pero no sales. 
Y todo sigue este principio. No hay nada que no se preceda de algo anterior, por más puro y perfecto que sea. NADA.
Hablas, pero. Sonríes, pero. Te enfadas con todos, pero. No quieres respirar, pero. Te apetece ponerte a bailar, pero. Quieres, pero. Pero, pero. Siempre el pero. 
Alguien llama a la puerta. Alguien hace sonar el teléfono. Quieres no prestar atención, pero lo haces. Lo haces porque es lo políticamente correcto, porque no hay bien que por mal no venga, porque quizás sea algo importante, porque no te cuesta nada sonreír un ratito... no te cuesta nada mentir. Y sabes que algún día harás una película. Practica, anda -te dices.
Te plantas frente al papel en blanco y sólo ves una cosa; una cosa que ya está ¡tan escrita!, que escribirla de nuevo sólo hará que los tiempos peores lleguen antes. Pero ¡lo escribes tan bien! Sí, pero... venga, no lo haces. Pero no lo haces no porque no puedas, sino porque no quieres. No es que creas que no está bien hacerlo, es que no te da la gana y tú siempre haces lo que quieres. ¿Verdad? 
Subes las persianas pero no abres la ventana... Hace un sol radiante. Podrías salir; ya tienes puesto los zapatos. Entonces te das cuenta: quieres y puedes, sin peros.
Te pones a pensar, porque puedes y quieres, pero. Pero nunca ha sido cosa tuya; tú siempre has querido. Y para poder, a demás de querer, deben existir determinados factores a tu favor.
¿Nunca has dicho que no, verdad?
Quieres pero no quieren. A esto se reduce todo.

Y ya has vuelto a malgastar minutos importantes, en los que podrías estar haciendo algo, en lugar de limitarte al papel. Porque el papel limita; con sus márgenes y sus esquinas... ¿Y las letras? Malditas estúpidas.
Deberías dejar de escribir, pero.
Quieres pero no puedes. Te quiero pero no puedo. Puedo pero no te quiero. No quiero, ni puedo.

(...) Karen.